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Paz y Ciencia

martes, 12 de junio de 2012

Las condiciones del psicoterapeuta




Este gran hombre, Erich Fromm puede ser entendido como un Psicoanalista Humanista, sociólogo, filósofo y muchas otras cosas más. Lo que sabemos por él, es que fue psicoanalista freudiana y se desencantó.  A partir de ahi, desarrolla un trabajo donde relaciona figuras del humanismo y destaca el papel de lo social en el desarrollo de los problemas psicológicos. También habla de una "sociedad narcisista". Otros, actuales, hablan en los mismos términos u otros como "sociedad líquida", "sociedad competitiva", etc. Aquí, el propone un modelo que data de 40 años. Asi pues, entiendo que lo suyo es no adhrerirse a su propuesta sino ser, como el mismo invita y practicó a la crítica ya entender la clínica desde el ángulo del Siglo XXI y sus cuestiones socioculturales, políticas, artísticas, literarias y psicológicas. Para entender al hombre hay que entenderse a uno mismo y abrir el campo de registro, tener la mayor cantidad de herramientas terapéuticas y teóricas. Y, en la práctica clínica, dejarlas al margen, y en todo caso, que estas reverberen cuando aparezca una reacción contratransferencial. Desde la 1ª Fuerza a la 4ª Fuerza hay un cambio que viene con la época, el zeitgeist. Entonces, aprendamos de todos los modelos para integrarlos en la clínica y comprender y ofrecer una posibilidad creativa a la persona para resolver su problema. Al decir de Jung, en muchos casos espiritual; según Victor Frankl de falta de sentido;  Claudio Naranjo habla de una sociedad patriarcal. Parece que él vuelve a apuntar a lo social, en especial, a la educación. Fritz Perls, su maestro, del que pasó de indetificarse a desarrollarse independientemente tras muchísimas vivencias, decía que tenemos que liberarnos de la esclavitud de los debería, tengo que, y vivir el "aquí y ahora" para darnos cuenta de lo que sentimos. Esto, para personas que no han pedido ayuda psicológica resulta extraño, puesto que lo que parece importar, siguiendo el modelo médico son los síntomas. Rodrigo Córdoba Sanz.

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El hombre que no investiga las dos partes de una cuestión, no es honrado.
 Abraham Lincoln.

Las condiciones del psicoanalista. Erich Fromm. "El Arte de Escuchar"
http://youtu.be/DUWgd6sh3fc 5ª Sinfonía de Beetoven. Acompañamiento a la lectura de Fromm.

Son muy importantes las cualidades personales del psicoanalista, en primer lugar, su experiencia y su comprensión del otro. Me parece que muchos se hacen psicoanalistas porque se sienten inhibidos para establecer comunicación con otros, para relacionarse con otros, y se sienten protegidos en el papel de psicoanalista, sobre todo sentándose detrás de un diván, pero no es solo esto. Importa mucho que el psicoanalista no tenga miedo a descubrir lo inconsciente del paciente y no sienta por ello ningún embarazo.
Pongo entonces una condición que podríamos llamar humanista, la de no haber nada humano que nos sea ajeno. Todo está en mí. Yo soy un niño, soy soy un adulto, soy un asesino y soy un santo. Y soy un narcisista, y soy destructivo. No hay nada en el paciente que yo no tenga en mí. Y solo en tanto yo pueda modelar dentro de mí las experiencias de las que el paciente me habla explícita o implícitamente, solo si despiertan y resuenan dentro de mí, podré saber de qué está hablando el paciente y podré resitituirle lo que dice en realidad. Entonces, ocurrirá una cosa extraña: el paciente no tendrá la sensación de que yo estoy hablando del asunto, ni de que yo lo estoy aleccionando a él, sino que sentirá que le hablo de algo que ambos compartimos.
Citaré una sentencia del Antiguo Testamento: "Amad al extranjero, porque también vosotros fuisteis extranjeros en tierra de Egipto,  y así conoceréis el alma del extranjero" [Deut., 10, 19]. Se conoce a otra persona solo en tanto se experimente lo mismo. Y analizarse uno mismo no significa otra cosa sino estar abierto a toda la totalidad de la experiencia humana, que es buena y mala, que lo es todo.Hace poco, he oído una frase de Martin Buber sobre Adolf Eichmann, de que no podía tener ninguna simpatía particular por él, aunque estaba en contra de su proceso, porque no encontraba nada de Eichmann en él. Pues bien, yo creo que eso no se puede decir. Yo encuentro a Eichmann en mí mismo, yo encuentro todo en mí, encuentro el santo también en mí, si me lo permiten.
Analizarme significa realmente, no que haya descubierto unos traumas o cualesquiera otras cosas pueriles, sino que me he sincerado, que soy constantemente franco a toda la irracionalidad que hay dentro de mí, y por eso puedo comprender a mi paciente. Y ni siquiera tengo que buscarla: está ahí. Todavía, porque mi paciente me analiza todo el rato. El mejor análisis que me hayan hecho nunca me lo han hecho como analista, no como paciente, porque en tanto trate de responder al paciente, y de comprender, sentir, lo que ocurre en este hombre, tendré que examinarme a mí mismo y movilizar en mí todo lo irracional de que está hablando el paciente. Si el paciente está atemorizado y yo reprimo mi propio temor, no comprenderé al paciente. No lo comprenderé si es un carácter receptivo, pero sigue habiéndolo aunque sea en grado mínimo.
Creo que, para su instrucción adecuada, el psicoanalista debe estudiar historia, historia de la religión, mitología, simbolismo, filosofía, es decir, todas las creaciones particulares de la mente humana: porque va a ocuparse de la mente humana. Pues bien, esta carrera no existe, no hay un plan de estudios que combine todo ello. (Con la antropología, que la había olvidado). En su lugar, la actual condición oficial es que estudie psicología y se doctore en psicología, o sea, en mi opinión, y ciertamente de acuerdo con muchos psicólogos, que pierda lastimosamente el tiempo. Y lo pierde porque ese grado de doctor en psicología es la condición que impone el Estado para obtener la licencia de psicoteraeputa. Pero al estudiar psicología en la universidad no se oye nada en realidad sobre el hombre, en el sentido en que el psicoanálisis se ocupa del hombre para entender sus móviles, para entender sus problemas. En el mejor de los casos, se encuentra algo como el conductismo, que por definición rechaza la comprensión del hombre, para estudiar únicamente su conducta y cómo puede manipularse.
El psicoanalista es ingenuo. Es decir, ve las cosas como sin y mantiene una postura crítica ante la vida. ¿Cómo se puede ser crítico ante la mente de otro, ante su conciencia, si al mismo tiempo no se es crítico ante la conciencia general y las fuerzas reales del mundo? No creo que se pueda. No creo que la verdad sea divisible, que se pueda ver la verdad en lo personal y ser ciego en lo demás. Se podrá ver la verdad en los personal hasta cierto punto, pero nunca podremos comprenderla si tenemos la mente semiciega. Si tenemos la mente completamente despierta y franca, hemos de ser críticos y hemos de ver lo que haya detrás de las apariencias, trátese de una persona, de la sociedad, de la situación, del arte, o de cualquier otra cosa.
No creo que podamos comprender a una persona, a un individuo, a menos que seamos críticos y comprendamos las fuerzas sociales que la han moldeado, que han hecho que esta persona sea como es. No podemos darnos por satisfechos con el historial familiar. Y el paciente, tampoco. Solo podrá hacerse plenamente consciente de quién es si se hace consciente de la situación social en su conjunto, de la situación en que está, de todas las fuerzas y de todos los factores que influyen en él. Creo que el psicoanálisis es esencialmente un método de pensamiento crítico. Y pensar críticamente es una tarea de veras difícil, porque va en contra de las conveniencias. No se estimula demasiado a nadie a pensar críticamente, a ser crítico. Nadie saca beneficio de ello, excepto quizás a largo plazo.
En mi opinión, no pueden separarse realmente el análisis personal y el análisis social[...]

http://youtu.be/GRxofEmo3HA Four Seasons-Vivaldi-

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