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Paz y Ciencia

sábado, 9 de junio de 2012

La Personalidad Límite: Alexander Lowen



Este tipo de narcisista -la personalidad límite- puede o no mostrar abiertamente síntomas típicos de narcisismo. Algunos proyectan una imagen de éxito, competencia y poderío en el mundo, que de hecho se apoya en logros alcanzados en el terreno de los negocios o del espectáculo. Sin embargo, y en contraste con el carácter narcisista, esta fachada se derrumba fácilmente bajo presión emocional, y la persona deja ver entonces el niño asustado e indefenso que hay en su interior. Otras personalidades límite muestran una imagen de su propia vulnerabilidad y a menudo se pegan a los demás. En estos casos, la arrogancia y la fantasía de grandeza que albergan están ocultas, porque no hay éxitos que puedan apoyarlas.
Las demostraciones de grandiosidad del carácter narcisista son una defensa relativamente efectiva ante la depresión, y por ello es difícil socavar la fachada de superioridad de que se valen. Por el contrario, en el caso de la personalidad límite, la ostentación de los éxitos conseguidos no les sirve como protección. Con frecuencia el motivo por que acuden a la consulta es la depresión. El carácter narcisista y la personalidad límite pueden albergar fantasías de grandiosidad parecidas en términos de contenido. Sin embargo, la diferencia estriba en el grado de fuerza del ego que hay detrás de las fantasías -es decir, hasta qué punto les sirve de apoyo un sentido real del yo [...]
Por ejemplo, si se diagnostica que el trastorno es un carácter narcisista, lo que se espera es que el paciente tenga un ego y un sentido del yo mejor desarrollado que si tuviera una personalidad límite, y por ello el tratamiento difiere ligeramente.
Esta distinción plantea un problema teórico a muchos autores psicoanalistas que escriben sobre el tema, porque estos consideran el narcisismo como el resultado del fracaso en el desarrollo del ego. como explica Masterson: "En términos evolutivos, aunque la representación del yo y del objeto está fusionada, el (carácter) narcisista parece que se beneficia de un desarrollo del ego que solo se considera posible como resultado de la separación de la fusión mencionada".
Para estos autores, la idea de grandiosidad representa una continuación de la omnipotencia infantil, que se genera a partir del fracaso del niño en formar su identidad separada de su objeto primario de amor, su madre. La fusión de las representaciones del yo y del objeto es característica de un estado infantil. El problema se puede replantear como sigue: si, a nivel emocional, el carácter narcisista es todavía un niño ligado a su madre, ¿cómo se explica que tenga una agresividad que está dirigida al mundo y que le lleva a conseguir logros más allá de la capacidad de su personalidad límite?
Yo no creo que se pueda resolver este problema basándose en la premisa de la omnipotencia infantil y considerando el narcisismo solo como el resultado de un fracaso evolutivo. Si abandonamos el concepto de la omnipotencia infantil, puede que busquemos la causa de las ideas de grandeza en la forma de relacionarse los padres con el niño, más que en la forma de relacionarse el niño con los padres. El niño no se cree un príncipe por un fallo del desarrollo normal. Si cree que lo es, es debido a que le educaron en esa creencia. La forma de verse a sí mismo de un niño refleja cómo le ven y le tratan sus padres.

Alexander Lowen: "El Narcisismo. La enfermedad de nuestro tiempo". Paidós, 2010, Barcelona. Pp.: 35-39

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