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Paz y Ciencia

lunes, 26 de diciembre de 2011

Sobre estas fechas

Estos días, haya abundancia en las comidas, compañía o no, resultan uno días extraños. No es atípico el hecho de que cierto grupo de personas se estremezcan con sus recuerdos y la nostalgia. El hacer un balance del año lleva a ciertos quebraderos de cabeza que nos colocan en un lugar de la pérdida. La enfermedad, la soledad, todo ello se vive amplificado.
En unos post más abajo hablábamos del apoyo, o de la relación anaclítica, otros hacen referencia al enamoramiento y piensan en él con la intención de entender algo que solo se puede vivir, el amor, que fluye en estas fechas junto a su contrapartida que es la situación, por ejemplo, que están viviendo en la Casa Real, donde debieron de hacer la cena, tal y como decía Peñafiel, por videoconferencia, también es un momento donde se encuentran personas en situaciones distendidas pero forzadas, es parte de la impostura que hay que llevar durante estos días.
Sin embargo creo que se puede disfrutar mucho cuando hay pequeños en la familia, algún nieto, algún sobrino, algún primo. Son momentos dulces para jugar con sus regalos con ellos y dar sentido al materialismo del obsequio. Lo hermoso es que ese regalo cobre vida en la relación con la persona, no tanto el regalo en sí mismo.
Me estoy acordando de una persona, que cuesta trabajo ganar su confianza, una persona interesante, amplia de miras pero herida. Esta persona ha construido una barrera protectora un tanto rígida que reprime el dolor y organiza su vida de una forma casi nihilista, con poca esperanza. Los que trabajamos en psicoterapia podemos darnos cuenta de donde está esa persona y hasta donde puede llegar, como decía Vittorio Guidano, la capacidad de autocrecimiento del ser humano es ilimitada, independientemente de las neurosis que pueda tener. Otra persona escribió sus objetivos para este año y uno de ellos era que este año fuera tan bueno como el anterior. La persona está en constante crecimiento y a veces nos conformamos con una vida que está en movimiento, como es el caso que cito, pero con cierto dolor como mar de fondo. Esta persona ha realizado cambios notables a nivel conductual pero sus sentimientos, su autoconcepto y su identidad siguen estando heridas. En el transcurso de la psicoterapia está mostrándose más auténtica, descubriendo su potencial y vibrando con cada nota que la vida le proporciona, a veces con un tono agradable y otras desagradables, son las cosas de la fina sensibilidad.
El desamor en estas fechas es otro factor a tener en cuenta, el estar en una situación de crisis o en trámites de separación o litigios varios es una incomodidad que creo, hay que postergar a que pasen estos días difíciles, difíciles por que las emociones, como decía arriba se sienten a flor de piel.
Hay que pensar que el nuevo año es una nueva oportunidad para encontrar una nueva óptica a la vida, un sentido, un significado a la existencia, al dolor, un espacio amplio para el humor, la sonrisa, la compañía. Esto está al alcance de todos. No todos somos iguales, es obvio que hay que respetar las particularidades de cada cual pero el objetivo es el bienestar. La salud, no como negativo de la enfermedad sino como una forma de vivir donde merezca la pena de ser vivida. Una vida creativa, productiva, donde la enfermedad, de existir sea algo que de paso a la reflexión y a vivir con plenitud. Eso que llamaba Maslow, la autorrealización resulta casi una quimera para mucha gente, sin embargo, aun estando inscritos en esta sociedad de pocos valores humanos y más "valores" del mercado, podemos luchar como Don Quijotes, un buen ejemplo de ello es el protagonista de la película Midnight in Paris, de Woody Allen, quien se da cuenta que vivir en la nostalgia, en el pasado, y añorando lo que no ha vivido no le va a ayudar a disfrutar del presente. Centrarse en que cada instante sea un momento glorioso, lleno de vida y color es un objetivo alcanzable. Muchas personas lo hacen. Otras tienen más dificultad para conseguirlo. Pero no es una quimera. Esa película de Woody Allen, como otras que ha escrito y dirigido el genio transmiten no solo el componente de comedia sino que se entresacan lecturas muy interesantes para pensar. Al final, el romántico, nostálgico y quijotesco personaje consigue, tras separarse de su prometida, llevar la vida que siempre había querido tener, dejar la escritura mecánica de los guiones de Hollywood y centrarse en escribir novelas. La magia de Paris, y su gusto por la lluvia le lleva a poder disfrutar y madurar a lo largo de la película. Nota: Madurar no significa "normalizarse", palabra horrorosa, la belleza de las personas y la sutileza de, la creatividad está en las variaciones que muestran los seres humanos. Ferenczi, por ejemplo, tras analizarse con Freud dijo que se había normalizado demasiado, eso produce tedio y hastío. La psicología académica tiende a que desaparezcan los síntomas y a normalizar a la persona, como si de una fábrica de personas normales se tratara. Cada persona tiene su chispa, única e intransferible, su sello de identidad.
El objetivo, es pues, vibrar con cada nota de la música, disfrutar de un libro, de una película, de los niños, de un paseo, de la familia, de la soledad. Todo es posible en un mundo construido con los moldes del amor propio, es decir, un narcisismo sano y bien apuntalado. La vida puede ser muy bella aunque a veces nos cuesta trabajo darnos cuenta.
Que el próximo año y lo que queda de este sea un momento para tomar carrerilla para plantearse en serio estos objetivos que solo el ser humano por su condición se puede plantear.

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