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Paz y Ciencia

viernes, 2 de diciembre de 2011

Anotaciones sobre la dificultad de la psicoterapia

Es desgarrador ver a una persona que se siente invalidada. De sentirse, vivirse invalidada, a ser de facto invalidada puede haber una diferencia. No obstante suele coincidir. Es duro y dramático la sesión con esa persona. Este tipo de personas son muy sensibles, condición frecuente en las consultas de psicoterapia, claro está. Pero con un componente de suspicacia quizá elevado, son personas tan humilladas y vilipendiadas que el más mínimo roce a su identidad salen despavoridas, asustadas y malheridas. Es francamente difícil encontrar el justo medio. En estas condiciones hay que ofrecer un marco de sostén, contención y apoyo, tratando de respetar la ética profesional antes que nada y ayudar a la persona a que reflexione sobre su situación, si conseguimos avanzar un poco sobre esta dimensión el trabajo terapéutico estará justificado.

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