PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

martes, 13 de diciembre de 2011

Acercarse a una madre


Una comentarista, hija de psicoanalista, nos explica que este espacio le está sirviendo para entender mejor a su madre y comprender el universo de su madre.
Acercarse a una madre y entender su modo de ver, percibir e interpretar la realidad es muy interesante, un gesto de madurez y de osadía. Esto puede llevar a tener, sin duda, una relación más estrecha con la madre y empatizar más facilmente con ella. El amor de una hija o hijo hacia su madre no se puede medir, es una experiencia compartida inefable que tiene varios enemigos, el odio, lo que diría Osho que es el amor patas arriba, el miedo que es lo contrario del amor y la indiferencia que se da con frecuencia en según que fases del crecimiento del hijo o hija y que también puede aparecer en las parejas dando lugar a la disolución de la relación.
Estrechar vínculos con la madre es algo sano, siempre y cuando haya un espacio de reflexión personal y un espacio de diálogo para compartir. Tampoco hay que someterse al deseo del otro, a la voluntad o la mirada del otro, ya sea una madre, un psiquiatra o un psicólogo. Hay que aprender a pensar. Esto es más complicado de lo que parece ya que tenemos ciertos heurísticos diseñados que nos indican el camino a seguir, la presión social influye poderosamente y los medios de comunicación también lo hacen. Sin embargo existen muchas personas que saben filtrar esas fuentes de información y llevar una vida elegida por ellos mismos. Estas son las personas libres, independientes y auténticas. Parece fácil decirlo pero es complicado porque el miedo atenaza el gesto espontáneo y cercena la libertad.
Hay que entender que cada persona se desarrolle de un modo en el que influye características antropológicas, sociológicas y psicológicas. Algunos hablan del factor suerte, como es el caso del entrenador del Madrid, sin escorarme a ningún club, calquier persona que sepa a que me refiero puede haber entendido que la maniobra de Mourinho es muy inteligente y distractora, trata de desplazar la responsabilidad hacia el azar o el árbitro. Esto es lo que llamamos locus de control externo. Una maniobra sutil que quita responsabilidad a sus jugadores y diezma el mérito del rival.
Estar al lado de una madre es algo hermoso, entenderla y que ella te comprenda a ti es algo maravilloso, fortalece unos mimbres sólidos para que la persona pueda crecer con confianza, sintiéndose entendida y validada. Eso es verdaderamente importante, vital para un crecimiento sano.

1 comentario:

Silvia Parque dijo...

Yo siempre he estado un poco entre la reflexión y la ensoñación, y mi madre es una ingeniera volcada a lo práctico. Este domingo la vi leer una antología con dos textitos míos; no es su tipo de lectura, pero se veía verdaderamente concentrada. El resto de la tarde del domingo, estuvo haciendo una presentación sobre algo de un sistema de calidad. Me sonreí al verme interesada en su trabajo, porque de niña y más de adolescente, lo que ella hacía me parecía aburridísimo. En la adolescencia, además, sentía que su "cuadradez" le impedía entender mi interesantísima visión de la vida. Entre las maravillas de la edad adulta, está el poder compartir de tú a tú lo que amamos, con esta persona particular, a la que se ama tan especialmente.