Una comentarista, la misma que estimula el post anterior (Silvia) me lleva a pensar en sus palabras. Dice que leyendo un post de este blog se construye una idea del profesional de la psicoterapia como un profesional del cariño.
El cariño puede darse si la persona que trabaja en psicoterapia es cariñosa, pero la psicoterapia poco o nada tiene que ver con el cariño.
Desde el punto de vista del humanismo se invita a que el terapeuta sea auténtico y genuino, si el profesional es cariñoso la psicoterapia será cariñosa.
Desde el punto de vista del psicoanálisis el profesional es una caja de resonancia y un espejo que refleja los contenidos mentales del paciente, y a través de sus intervenciones verbales le invita a reflexionar.
En líneas generales se puede decir que la psicoterapia bien pudiera ser algo así como lo que sugiere ese post, o lo que ha entendido Silvia, sin embargo en muchos casos se convierte en un encuentro profesional con una serie de elementos tecnocráticos como test, hojas de aqutorregistro y otros instrumentos que distancian a las dos personas. En otros casos, el modelo de trabajo es tan frío, siguiendo un encuadre rígido, que distancia a los dos miembros de la relación terapéutica. Hay que encontrar un equilibrio entre la técnica y táctica con la sinceridad, la autenticidad y el ser genuino sin ser demasiado "cariñososos" porque eso puede ser interpretado y vivido de muchas formas complicadas.
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