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Paz y Ciencia

sábado, 10 de diciembre de 2011

Libérate de tus padres. Aprende a amar



Todo el mundo está resentido con sus padres. ¿Cómo no vas a estarlo cuando te han hecho tanto daño? Pero no te han hecho daño a propósito; te deseaban todo el bien, querían a toda costa procurarte bienestar, pero ¿qué podían hacer? No por querer algo, ocurre. Las cosas no ocurren solo por desearlas. Es verdad que te deseaban lo mejo, no hay duda; todo padre quiere que su hijo disfrute de todas las alegrías de la vida. Pero ¿qué pueden hacer? Ellos mismos no han tenido ninguna alegría. Son robots y, a sabiendas o sin saberlo, consciente o inconscientemente, crearán una atmósfera en la que tarde o temprano sus hijos se convertirán en robots...
Me contaron que hubo un hombre que permaneció soltero toda su vida porque estaba buscando a la mujer perfecta. Cuando tenía setenta años, alguien le preguntó:
-Llevas mucho tiempo viajando; has estado buscando desde Nueva York a Katmandú a Roma, de Roma a Londres. ¿No lograste encontrar a una mujer perfecta? ¿Ni siquiera una?
El anciano se puso muy triste y contestó:
-Sí, en una ocasión la encontré. Una vez, hace mucho tiempo, conocí a una mujer perfecta.
La otra persona insistió:
-Entonces, ¿qué pasó? ¿por qué no os casasteis?
Con gran tristeza el anciano respondió:
-¿Qué le vamos a hacer? Ella estaba buscando a un hombre perfecto[...]
Primero libérate de tus padres. Al liberarte de tus padres te liberas de la sociedad; al liberarte de tus padres, te liberas de la civilización, de la educación, de todo, porque tus padres representan todo eso. Te conviertes en un individuo. Por primera vez en tu vida ya no formas parte de la masa, tienes una auténtica individualidad. Vives por tu cuenta. En eso consiste la madurez. Así es como debería ser la persona madura[...]
Carl Gustav Jung, después de toda una vida estudiando a miles de personas, miles de casos de personas que estaban enfermas, traumatizadas, psicológicamente confundidas, dijo que no se había encontrado nunca con una persona psicológicamente enferma cuyo auténtico problema después de los cuarenta años no fuera espiritual. La vida tiene determinado ritmo, y hacia los cuarenta años surge una nueva dimensión, la dimensión espiritual. Si no eres capaz de enfrentarte a ella de forma correcta, si no sabes qué hacer, te pondrás enfermo, te pondrás nervioso. El crecimiento humano es continuo. Pero si no das determinado paso, se vuelve discontinuo. EL niño acumula ego, pero si nunca aprende a dejar el ego a un lado, no podrá amar, no podrá sentirse a gusto con nadie. El ego estará luchando constantemente. Puede que estés sentado en silencio pero el ego estará constantemente luchando, buscando maneras de dominar, de ser un dictador, de convertirse en el gobernador del mundo.
Esto crea problemas en todas partes. En la amistad, en el sexo, en el amor, en la sociedad; en todas partes estás en conflicto. Incluso hay conflicto con los padres que te han proporcionado ese ego. Es muy raro que un hijo perdone a su padre; muy raro que una mujer perdone a su madre. Es algo que ocurre en muy contadas ocasiones.
George Gurdjeff había escrito una frase en la pared de la habitación en la que solía recibir las visitas. La frase era la siguiente: "Si todavía no te sientes cómodo con tu padre y tu madre, vete. No puedo ayudarte". ¿Por qué? Porque el problema ha surgido allío, y allí es donde hay que resolverlo. Por eso todas las antiguas tradiciones dicen que ames a tus padres, que respetes a tus padres lo más profundamente posible; porque ahí es donde surge el ego, ese es su suelo. Resuélvelo ahí; de lo contrario, te perseguirá allá donde vayas.
Osho: "Aprender a amar. Enamorarse conscientemente y relacionarse sin miedos."

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