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Paz y Ciencia

martes, 27 de diciembre de 2011

Entrevista a Carlos Castilla del Pino

Carlos Castilla del Pino: "La gran derrota es no poder realizarse".
- En su vocación precoz tuvo una gran importancia Ramón y Cajal. ¿Qué le fascinó de su biografía?

- Recuerdo que el segundo libro serio que leí fue 'Recuerdos de mi vida', de Santiago Ramón y Cajal. Y como quería ser médico y no arquitecto, como deseaba mi padre, me fascinó su figura, la de ese hombre heróico que trabaja solo, a veces en la miseria, con unos medios ridículos en la España de entonces, de absoluta atonía en indiferencia hacia la ciencia. Me fascinó su heroísmo, ese estar contra todo y a pesar de todo.

- Con 84 años todavía pasa consulta. ¿No concibe la idea del retiro?

- Mire usted, la concebiré cuando yo sea consciente de mi incompetencia. Y si me la hacen ver los demás, espero tener el suficiente aplomo como para pensar que ya no sirvo y que debo retirarme. Pero de momento no, porque a mí la consulta me fascina en el doble sentido de poder aliviar y también de poder aprender, y lo digo sin arrogancia. Uno aprende porque la figura del ser humano es irrepetible y cada uno es, no ya de su padre y de su madre, un universo. Por eso considero que vivo una vida de excepción frente a muchos amigos míos que son muy inteligentes y que a veces se asombran de lo que yo he vivido.

-¿Qué es lo que más valoraba de los aprendices que pasaban por el dispensario o de sus alumnos?

- En muchos de ellos he valorado su inquietud intelectual. Y en todos en general, me enorgullece mucho la moral del trabajo, es decir, el saber que viven su trabajo con entusiasmo y que, en gran parte, ellos consideran que ese entusiasmo se lo contagié yo. La moral de trabajo, es decir, vivir la profesión seriamente.

- ¿Usted dice, además, que "el gran fracaso es no poder realizarse".

- Sí, esa es la gran derrota, no llegar a poder ser, ni siquiera asomarse al que se deseó ser.

- Es autor de 'Un estudio sobre la depresión'. ¿Cree que la educación puede ayudar a prevenirla?

- Hoy se habla mucho de depresión, pero las verdaderamente serias, que tienen un carácter casi psicótico, son relativamente escasas, y en ellas los factores genéticos son decisivos. Mientras que hay otras depresiones, que se han llamado reactivas, que están muy ligadas a circunstancias biográficas y, sobre todo, a la culpa y al sentimiento de fracaso personal, por no haber podido llegar a ser lo que uno ha querido ser, porque no estamos hablando de una ambición imposible. Si uno quiere ser Napoleón, naturalmente es ridículo, se trata de que uno ha deseado ser algo que era posible, y que dependía de su capacidad para poner la carne en el asador.

- ¿El estrés o el estilo de vida acelerado influye?

- No, el estrés produce cansancio, fatiga y, a veces, un deseo de tirar la toalla. Pero lo que sí ocasiona la depresión es, muchas veces, la competitivad. Mucha gente yerra cuando lo que trata de ser es más que el otro. Uno tiene que ser el que quiere ser, no ser más que, porque eso es imposible.

- Científico, académico de la Real Academia, ensayista muy celebrado... ¿Se ha enriquecido gracias a otras disciplinas?

- Desde luego. Yo he tenido un interés fundamental que ha sido la psiquiatría y la psicopatología, pero después he creído siempre que las disciplinas no son compartimentos estancos. He conocido muchos científicos eminentes en su ciencia y, sin embargo, cuando uno los trata experimenta una gran decepción porque no se han enriquecido como seres humanos.

Realmente, uno no puede vivir todas las vidas, y la mejor manera de vivirlas es sumergirse con la literatura. Cuando uno lee 'Madame Bovary' uno vive la vida de esa desgraciada mujer que, en su vida, no se la tropezaría. Y quien dice 'Madame Bovary' dice 'Guerra y paz', 'Crimen y Castigo' o los personajes de Chejov, que me seducen muchísimo, es uno de mis autores preferidos.

- A los profanos nos extraña que los científicos atribuyan tanta importancia a la creatividad en sus investigaciones. ¿Está de acuerdo?

- Sí, creo que los grandes científicos la tienen. Einstein, Max Planck, Gödell, entre otros muchos, son hombres que jamás visitaron un laboratorio, todas sus experiencias son puramente mentales. Y, sin embargo*, han revolucionado la visión, la cosmología... Esa gente no ha vivido la cosa empírica, sino, simplmente, en un mundo mental. Todas sus operaciones son abstractas, ni el cero ni el infinio existen, son creaciones de los matemáticos y, sin embargo, fíjese si han tenido utilidades. Después, vienen los artesanos. Pero el gran científico está sumido en la propia creatividad, en ese mundo pueramente suyo, como el artista. De Beethoven se conocen 12 borradores de la novena sinfonía.

- Son muchos años compaginando trabajos, impartiendo docencia... Seguramente en su profesión profesional ha seguido un puñado de máximas, ¿cuales?

- Mire usted, yo creo que es importante que de niño se sepa quién se es para saber qué se puede y qué no se puede hacer**. Ma parece muy importante que se haga tomar a los niños conciencia de su propia identidad. Y también inculcarles qué quieren ser. Yo se lo pregunto muchas veces a mis pacientes niños, y no con esa curiosidad de: "Oye, tú, qué quieres ser cuando seas mayor", sino qué quieres ser de verdad, seriamente. Los niños deben tener un proyecto, aunque su contenido pueda cambiar y después de ingeniero se quiera ser ciclicta. La tercera cosa es vivir apasionadamente.




- Carlos Castilla del pino. Psiquiatra. (Biografía).
Entrevista: Rosario Sepúlveda.
Fotografía: Andrés Fernández.
Periódico: El Correo. Sección: Infoempleo.
Domingo 13 de mayo de 2007.

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