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Paz y Ciencia

viernes, 16 de septiembre de 2016

Winnicot: Soledad y Moral

Winnicott nos habla de la madurez que implica alcanzar la capacidad de estar a solas, que permite al hombre recogerse dentro de sí mismo para salir a través de un acto o un gesto creador, dejando así su marca personal en el mundo. Es una capacidad que consiste en silencios relajados y plácidos, como señal y testimonio de soledad. Un estar a solas que también se da en presencia de otro, que no es intrusión y no espera nada.
Estar solo placenteramente, como ahondamiento en el propio sí mismo diferente al estado de retraimiento defensivo, porque el falso self ahoga. Se trata de una soledad positiva, fruto de una adecuada evolución, que conduce a la madurez y la autonomía (...)
Para él, esta capacidad de estar solo es un valor positivo, distinto del sentimiento de soledad del que habla Klein, para quien este sentimiento es un anhelo que deriva de haber perdido ese momento de intimidad con la madre en que no hacían falta las palabras para entenderse y que sigue manteniéndose a lo largo de la vida, creando vínculos fusionales y dependientes, que, sin embargo, no logran ahogar esa sensación de soledad.
Winnicott, siempre que aborda el tema de la moral, la considera expresión y consecuencia de un desarrollo sano que implica el despliegue de la naturaleza humana.  El sentimiento de culpa y el sentido moral de la existencia son un logro evolutivo que facilita las relaciones y que nunca debe ser un límite arbitrario e innecesario, que solo conseguiría hacerle más infeliz en la vida. Por otra parte, como la culpa está vinculada estrechamente a la intención, la fuerza de la culpa está en la realidad interna, al menos es esta la culpa interna la más lacerante.

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