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Paz y Ciencia

viernes, 16 de septiembre de 2016

Freud: "La pérdida de la realidad en neurosis y psicosis"

"Ya en un trabajo reciente expusimos como uno de los caracteres diferenciales entre la neurosis y la psicosis es el hecho de que en la primera reprime el Yo, obediente a las exigencias de la realidad, una parte del Ello (de la vida instintiva), mientras que en la psicosis el mismo Yo, dependiente ahora del Ello, se retrae de una parte de la realidad. Así, pues, en la neurosis dominaría el influjo de la realidad y en la psicosis el del Ello. La pérdida de la realidad sería un fenómeno característico de la psicosis y ajeno, en cambio, a la neurosis.
Sin embargo, estas conclusiones no parecen conciliables con la observación de que toda neurosis perturba la relación del enfermo con la realidad, constituyendo para él un medio de retraerse de ella y un refugio al que ampararse huyendo de las dificultades de la vida real. Esta contradicción parece espinosa, pero es muy fácil de resolver, y su solución ha de fomentar considerablemente nuestra comprensión con la neurosis.
Tal contradicción subsiste, en efecto, solamente mientras nos limitamos a considerar la situación inicial de la neurosis, en la cual el Yo lleva a cabo la represión de una tendencia instintiva obedeciendo a los dictados de la realidad. Pero esto no es todavía la neurosis misma. Ésta consiste más bien en los procesos que aportan una compensación a la parte perjudicada del Ello, es decir, en la reacción contra la represión y en su fracaso. El relajamiento de la relación con la realidad es luego la consecuencia de este segundo paso en la producción de la neurosis, y no habríamos de extrañar que la investigación descubriese que la pérdida de la realidad recae precisamente sobre aquella parte de la realidad recae precisamente sobre aquella parte de la realidad a cuya demanda fue iniciada la represión.

(Hasta aquí, Freud hace énfasis en la neurosis, dejando abierta la posibilidad de una deformación y eventual distorsión de la realidad. Abajo se centra más en la psicosis).

Podría ahora esperarse que en la génesis de la psicosis se desarrollase algo parecido al proceso que tiene efecto en la neurosis, aunque, naturalmente, entre otras instancias, esto es, que también en la psicosis se hiciesen visibles dos avances, el primero de los cuales arrancaría al Yo de la realidad, mientras que el segundo tendería a enmendar el daño y restablecería, a costa del Ello, la relación con la realidad. Y, efectivamente, observamos en la psicosis algo análogo, dos avances, el segundo de los cuales tiene un carácter de reparación, pero luego la analogía se convierte en una coincidencia mucho más amplia de los procesos. El segundo avance de la psicosis tiende también a compensar la pérdida de la realidad, pero no a costa de la relación con la realidad, sino por otro camino mucho más independiente, esto es, mediante la creación de una realidad exenta de los motivos de disgusto que la anterior ofrecía. Así, pues, este segundo avance obedece en la neurosis y en la psicosis a la misma tendencia, apareciendo en ambos casos al servicio de las aspiraciones de poder del Ello, que no se deja dominar por la realidad. En consecuencia, tanto la neurosis como la psicosis son expresión de la rebeldía del Ello contra el mundo exterior o, si se quiere, de su incapacidad para adaptarse a la realidad diferenciándose mucho más entre sí en la primera reacción inicial que en la tentativa de reparación a ella consecutiva.
(La psicosis sería una estructura para dejar exenta el dolor tras su expulsión de la realidad con su posterior formación ).

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