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Paz y Ciencia

martes, 13 de septiembre de 2016

¿Harto de intentar cambiar? Proceso Hoffman



Dios ve con ojos miserocordiosos no lo que sois o habéis sido, sino lo que queréis ser. La Nube del No Saber

¿Has intentado cambiar pero, aun armado de las mejores intenciones, has acabado haciendo las mismas cosas de siempre y de la misma manera? ¿Te has leído libros, hecho varios cursos, comprado camisetas, formulado firmes propósitos e incluso manifestándolos a tus amigos...solo para encontrarte de nuevo en el punto de partida?
A veces aún te sientes peor y te reprendes a ti mismo por haber roto tus promesas. Y todavía te ves con kilos de más. Y sigues sintiendo insatisfecho con ese trabajo. Y caes una y otra vez en ese viejo círculo del "te amo y no puedo vivir sin ti/ te odio y no quiero verte más". ¿Te suena familiar todo esto?
Cuando Bob Hoffman vivía en San Francisco, llevando a cabo sesiones individuales, cayó en la cuenta de que los clientes solían llegarle con historias similares: se sentían bloqueados. Por lo general eran personas temerosas del mundo que lo habían aprendido casi todo antes de acudir a él, presas de la desesperación. Comprendió que debía hallar algo que fuera más allá de limitarse a verbalizar el problema. ¿Qué podía hacer para que cambiasen de verdad? Con el paso de los años desarrolló un método propio que permitía que las personas superasen los bloqueos en su vida. Al mismo tiempo, fue forjándose una reputación muy sólida entre los psiquiatras y terapeutas de San Francisco, al ayudar a algunos de sus clientes más difíciles, que solían remitirle cuando fracasaban los métodos tradicionales.
Desde el año 1967 hasta su fallecimiento, acaecido en 1997, Hoffman desarrolló su trabajo principalmente en Estados Unidos, aunque también en Sudamérica, Europa y Gran Bretaña. Las técnicas que utilizó dieron lugar al Proceso Hoffman, una serie de ejercicios que, partiendo de la toma de conciencia de nuestros bloqueos, nos permite expresarlos, seguidamente perdonarnos a nosotros mismos y, por último, establecer una nueva conducta.

Bob era un genio y un loco, no era psicólogo pero sus clientes se quedaban fascinados con su intuición. Era el más sabio y sencillo de los hombres. Nunca le vi leer un libro de psicología, pero sabía más sobre la mente humana que todos mis profesores juntos.
No vivía según las reglas establecidas y asumía grandes riesgos para empujar a la gente al Paraíso, tal como solía afirmar con la falta de modestia que le caracterizaba. Así que descubría o, sencillamente, tenía la impresión de estar atrapado en un determinado patrón, lo abordaba sin contemplaciones armado de su bisturí de cirujano psíquico.

Bob Hoffman no era psiquiatra ni psicólogo titulado. Su conocimiento de la condición humana se basaba en su intuición y en la experiencia directa: de su propia vida y la de sus clientes. Era un formidable psicólogo natural, ese talento que comparten muchas personas que observan atentamente el reparto de papeles y su despliegue en la comedia humana. Y tal vez fuera, precisamente su, su falta de educación formal la que le capacitaba para ver más allá de las capas de negación de sus clientes.

Bob tenía dotes psíquicas y quería utilizar ese don para ayudar. Se había dado cuenta de que las personas más brillantes pueden ser víctimas de conductas autodestructivas, y por tanto la respuesta no podía hallarse en el razonamiento intelectual. Vio que había una laguna en nuestra comprensión del mundo, que ningún sistema de enseñanzas había afrontado nunca.

Ese vacío, comprendió Bob, obedece a que nuestros hábitos los aprendemos emocionalmente y, portanto, solo liberándo las emociones podemos sanar; no es posible con el mero diálogo. Hay primero que expresar la gama completa de emociones para poder entonces llegar a un profundo sentimiento de compasión hacia nuestros padres y hacia nosotros mismos. Debe tener lugar, pues, una nueva educación, una reeducación de nuestra estructura emocional.

Bob no era de escribir, pero por suerte halló unos colaboradores dispuestos a transcribir lo que venía. Bautizó su teoría como síndrome del amor negativo y dio el nombre de Cuadrinidadad patrón en cuatro partes de nuestro ser. 

El programa que desarrolla este libro es la mejor y más completa expresión del verdadero significado de la sanación y la espiritualidad. Si fuera el único libro disponible sobre transformación psicoespiritual, no haría falta otro. Dra. Joan Borysenko. Experta en medicina integrativa.

Fue una experiencia de sanación mucho más profunda de lo que me habría sido posible imaginar. Susan Griffin. Escritora.

Un Banquete para el Alma. Patrick Holford. Experto en nutrición


Tim Laurence: "El Proceso Hoffman"
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. 653379269

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