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Paz y Ciencia

jueves, 22 de septiembre de 2016

El perverso narcisista



El perverso narcisista estructural utiliza el vínculo familiar, profesional o amoroso para someter al otro.
Necesita de esta proximidad para ejercer su influencia y no permite que su víctima se aleje de él. Es frío, no conoce la culpabilidad (porque proyecta sus afectos) y no duda en culpabilizar a los demás.
Los valores, los sentimientos y el comportamiento del perverso narcisista cambian en función de las personas y del contexto que le rodean. En apariencia es amable y puede fingir compasión y simpatía.
Es seductor y, si es preciso, puede mostrarse muy servicial, sobre todo si eso le permite alcanzar sus objetivos, a menudo a costa de los demás. No tienen nunca en cuenta las necesidades ni los sentimientos de los otros, salvo para utilizarlos, manipular a su víctima, aislarla y conseguir que haga lo que él quiere. Es egocéntrico y aunque también es mentiroso, exige en el otro la perfección y la verdad. Generalmente, hábil con las palabras, utiliza el doble sentido para manipular y asumir el papel de víctima, para que le compadezcan o para incomodar al otro deliberadamente. A pesar de carecer a menudo de valores propios, utiliza la moral y los valores de los demás para alcanzar sus objetivos. Puede ofrecer razonamientos aparentemente muy lógicos para justificar sus actuaciones. Puede ser celoso e infiel. No soporta ser blanco de las críticas, pero critica sin cesar. Para crecerse, se alimenta de la imagen de su víctima: cuanto más la menosprecia, más fuerte se siente. Si siente angustia, rápidamente hace experimentar al otro esta misma angustia |...]

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