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Paz y Ciencia

miércoles, 21 de septiembre de 2016

El Principito se pone la corbata

."El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe hacia dónde va". Antoine de Saint-Exupéry

Este trabajo de Borja Vilaseca nos demuestra en una interesante fábula, con la profundidad que eso puede suponer.
Nos enseña, que a veces se nos olvida, cómo las personas podemos alcanzar cualquier logro cuando descubrimos cómo somos y aprender a ser dueños de nuestra mente y nuestros pensamientos.
Se trata de un relato inspirador que cuestiona la falta de valores imperante en nuestra sociedad y que propone el crecimiento personal como camino para superar la crisis existencial individual y colectiva.

La fábula es un relato naïf como la seda que acaricia la piel.
Cito con mis palabras una sinopsis que resulta un juego serio ameno y con enjundia.
La consultora SAT no marcha bien: la gente está descontenta (qué situación tan común que conlleva problemas de adaptación, mobbing y otras presiones con resultados nefastos).
En esta situación llega Pablo Príncipe, un nuevo responsable de personas y valores que revoluciona la empresa y la vida de sus empleados empleando novedosas formas de desarrollo personal y la inteligencia emocional.
Este personaje, inspirado en la genial obra del Principito de Saint-Exupéry, les enseña a apreciar el profundo cambio que pueden experimentar los seres humanos y las organizaciones de las que forman parte, cuando toman conciencia de su verdadero potencial, poniéndolo al servicio de una función necesaria, creativa, sostenible y con sentido.

Dice el autor que se sorprendió de su designación para cubrir un tema empresarial, siendo que el autor de la obra, Borja Vilaseca, está versado en crecimiento personal.
Dicha empresa había ganado un 110%, algo que justificaba que su director general fuera designado "mejor empresario del año".
Cuando Borja Vilaseca empezó a hablar con él se dio cuenta de por qué le habían elegido para tal misión.
Este empresario, espectacular, ponía por delante a los trabajadores que a los números, este espacio de oxígeno para poder crear sin ambages, comunicarse y recibir un trato amable, comprensivo y estimulante era el resultado de su éxito.
Para Iranzo (así le llama el autor), pudo hablar del sinsentido del afán de lucro y de la decadencia del capitalismo.
Para Iranzo, "las empresas son entes vivos y tienen muchos paralelismos con los seres humanos que los crean, las dirigen y las componen". Y, como tal,  "es importante que aprendan a ser eficientes, a desarrollar de forma sostenible y a aportar su granito de arena para mejorar el entorno en el que están presentes". Para lograrlo,  "el gran reto es conseguir que cada trabajador crea en lo que hace y disfrute de su función, pues solo así es posible que la existencia de las compañías gocen de un sentido más trascendente".
Finalmente me susurró: "Me ha llevado muchos años, pero al final he comprendido que las cosas verdaderamente importantes de la vida no podemos verlas con los ojos. Solo podemos sentirlas con el corazón".
En palabras del veterano Jordi Amorós: "lo que somos y hemos hecho ha sido gracias a la influencia de otro hombre, sin duda el más extraordinario que he conocido en toda mi vida. Aunque su foto no salga en los periódico, él es el auténtico protagonista. Todo lo demás, incluido Ignacio y por supuesto yo mismo, somos meros actores secundarios.
Aquí acaba el trabajo periodístico, la nota aclaratoria y comienza la historia del Principito se pone la Corbata.

Borja Vilaseca. Temas de Hoy, 2015. Barcelona
Rodrigo Córdoba
El Principito

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