Winnicott no separaba la vida común y corriente del analista. Winnicott era igual en todas las facetas de su vida. Suscitaba en el otro la creatividad y el juego. De hecho, la relación con su mujer se sostenía y enriquecía con la creatividad. Era una forma de vida que proponía también a sus pacientes, salir de la futilidad y la insignicancia con el juego.
"Es jugando, y quizá sólamente cuando juegan, que el niño o el adulto pueden mostrarse creativo". Es el niño o adulto playing cuando se esboza un gesto espontáneo.
Es de este modo con la que trabajaba con psicóticos, límites, personalidades esquizoides, falso self. Concepto que acuñó para referirse al vacío, la vida gris, una insuficiencia para ser y vivir y que da cuenta del margen que subsiste entre una visión demasiado negativa de la salud, definida por la ausencia de síntomas y de neurosis bien "circunscritas", y una vida creativa, fuente del sentimiento de ser real.
"Es jugando, y quizá sólamente cuando juegan, que el niño o el adulto pueden mostrarse creativo". Es el niño o adulto playing cuando se esboza un gesto espontáneo.
Es de este modo con la que trabajaba con psicóticos, límites, personalidades esquizoides, falso self. Concepto que acuñó para referirse al vacío, la vida gris, una insuficiencia para ser y vivir y que da cuenta del margen que subsiste entre una visión demasiado negativa de la salud, definida por la ausencia de síntomas y de neurosis bien "circunscritas", y una vida creativa, fuente del sentimiento de ser real.
Las cuestiones ingenuas que plantea Winnicott no lo son más que en apariencia: sentirse vivo, tener la sensación de ser real, percibir el mundo como real, o, inversamente, sentirse ya muerto, experimentar en todo momento un sentimiento de vacío, de futilidad, temas que corresponden a la problemática de la muerte psíquica en los fronterizos, con quienes el analista debe encontrarse y entenderse.
Es de destacar que su primera preocupación sean que las cosas sean lo que son, sin recurrir demasiado rápido a la teoría y a la interpretación que integrarían lo vivido por el sujeto a un saber o código preestablecido.
Esta actitud se encuentra en cada página de su obra, donde la desconfianza a los juegos intelectuales demasiado sutiles, que a veces afectan a un psicoanálisis de confianza natural. Él encontraba, acompañado, de una confianza natural, la capacidad del paciente, niño o adulto, para encontrar el nudo en el que el síntoma está bloqueado y, a partir de allí, emprender su camino personal.
Claude Geets: "Donald Winnicott. Pediatría, juegos y psicoanálisis".
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