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Paz y Ciencia

miércoles, 2 de noviembre de 2016

El perverso desprecia a su víctima



"Los perversos narcisistas no le deben nada a nadie, no obstante todo se les debe a ellos". Racamier
Cuando el perverso desprecia a su víctima, por ejemplo cuando le dice "eres un imbécil", su argumento presupone varios significados: tú eres un imbécil y, puesto que me he dado cuenta, soy más inteligente que tú. Despreciando al otro, el perverso cree que se revaloriza

Ahora le corresponde a la víctima justificarse y demostrar lo contrario. Al agresor le será entonces muy fácil desmontar sus argumentos y así ir hundiendo progresivamente a su víctima en un caos pernicioso. Un caos que en origen es del perverso, pero que "evacúa" en el otro para aliviarse él, al mismo tiempo que culpabiliza a su víctima. Así, caos y culpabilidad están ahora en el punto de mira de sus órdenes. 

Es importante señalar que, mientras la víctima se justifica, protege al agresor, que no se sentirá nunca en peligro, pudiendo jugar así a ser él el ofensor. 

Sobre la fragilidad narcisista estructural o coyuntural podemos decir que el futuro agresor identifica una fragilidad narcisista en su víctima. Esta fragilidad puede ser estructural: falta de confianza y baja autoestima, a menudo relacionado con una infancia difícil. También puede ser coyuntural: nuevo empleo, nuevo encuentro, necesidad de probar, o un error cometido al principio de la relación, que el perverso se encargará de poner de relieve para someter y culpabilizar a su víctima.

Jean-Charles Bouchoux: Los perversos narcisistas.

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