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Paz y Ciencia

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Winnicott: entorno primario



Winnicott tras sus análisis ortodoxos y discusiones teóricas vuelve sobre el entorno primario. No sólo por el papel materno. 

Su primera preocupación es ajustarse a la realidad de un hecho:

"Una descripción del desarrollo emocional de un individuo nunca debería realizarse refiriéndose a él únicamente, ya que en ciertas áreas (...) el entorno  es la parte que percibe el desarrollo personal del individuo  y, en consecuencia, debe ser tenido en consideración".


Toda psicología del lactante procede de este paso que consiste en plantear la estructura individuo-entorno como la unidad primaria a partir de la cual el psiquismo individual se constituye progresivamente.

El centro de gravedad del ser humano se crea a partir del individuo "al comienzo", lo que existe es un todo donde el individuo y el entorno son indisociables. Esto se tiene que tener más en cuenta en casos de psicosis. Esa problemática es una de las razones que hacen genial a Winnicott, su enfoque para las psicosis incluye todos los nudos del sistema. Él llama "condición humana primordial" a los primeros estadíos de la existencia a los que conduce la psicopatología de la personalidad esquizoide, la que se transforma en "el estudio íntimo del primer desarrollo del individuo, el cual se produce en el curso de la estructura 'individuo-entorno' y a la salida de ese estadío".

Por otra parte Winnicott observa:

"Es en el análisis de casos límites donde se podrán observar los fenómenos sutiles, que facilitan la comprensión de estados propiamente esquizofrénicos. Por "caso límite", entiendo aquél donde el centro de la perturbación es de naturaleza psicótica, pero en el que el paciente tiene una organización psiconeurótica o psicosomática cuando la angustia psicótica central amenaza estallar en forma brutal".

El enfrentamiento a la psicosis y casos límite obliga al analista a modificar la técnica, así como la comprensión del conjunto de la situación analítica. De hecho, los pacientes no llegan al análisis con las mismas necesidades. Por un lado, están aquellos cuyos conflictos se ubican en las relaciones interpersonales y que pueden utilizar la situación analítica según el modelo triangular clásico. Por otro, muy numerosos, están quienes han tenido experiencias precoces deficientes, distorsionadas, marcadas por tal desorden que frecuentemente el analista es el primero del que tienen necesidad vital.
Lo que demandan del analista y del marco analítico, es asumir la función de entorno primordial, en su oportuno fallido, a fin de poder dejarse ir hacia las fases precoces del desarrollo. Como consecuencia de las carencias del entorno y recurriendo al funcionamiento prematuro del yo, de alguna manera, ellos han debido constituirse a sí mismos en su propio entorno, para suplir así el desajuste a sus necesidades. Su esperanza es poder, al fin, abandonar esa función en el analista y devenir otra vez por un tiempo el lactante dependiente e inmaduro que podrá reiniciar su progresión sobre la base de un sentimiento de un nuevo self.
Dice Winnicott: "el paciente (...) quiebra gradualmente las barreras que yo he llamado la técnica del analista y su actitud profesional, el impone una relación directa, de naturaleza primitiva, que incluso llega a la fusión".

Esas tendencias regresivas son patentes en los estados declaradamente psicóticos, están sobreentendidas en esas formas patológicas más corrientes que son los estados esquizoides o las personalidades false self, cuya aparente salud disimula el temor de un derrumbe (breakdown) potencial: aquí la falsa personalidad oculta un self real, pero inmaduro, que una regresión en el análisis debe dejar manifestar. El análisis se convierte en el análisis de la locura que tanto teme, pero que sólo puede revertirse ofreciendo los cuidados que necesita, de los que no dispuso

Claude Geets: 'Winnicott"
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo.  Colaborador del libro "Vocabulario Esencial de Winnicott". Javier Lacruz Navas

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