PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

jueves, 24 de noviembre de 2016

Maud Mannoni



La teoría como ficción...
No me caliento mucho los cascos a propósito del bien y del mal, pero por término medio, he hallado muy poco "bien" entre los hombres. Por lo que he llegado a saber de ellos, en sumayor parte no son más que escoria, tanto si apelan a tal o cual doctrina ética como si no apelan a ninguna. SIGMUND FREUD, carta a Pfister 
 
¿Qué es lo que hace que uno se convierta en psicoanalista? Laing planteó con anterioridad: ¿Cómo abordar a un paciente, si desde el principio existe un lenguaje "psico" (vocabulario psiquiátrico o psicoanalítico) qué nos depara de él?
El psicoanalista durante su análisis conecta con el niño que en él existe (es decir, con unas etapas que pudieran clasificarse de "locura").
Las palabras aprendidas son las que usará este analizando en su trabajo, por ejemplo, "loco", "psicótico", "neurótico", etcétera
El aprendizaje de esta profesión está cargado de prejuicios que no hacen nada bien a la profesión. Los pacientes son, ante todo, personas y hay que verlas como tales. La situación de poder y asimetría es un artefacto para el flujo de una profesión basada en una alianza terapéutico y un buen vínculo emocional. 
Las escuelas psicoanalíticas apenas ponen ya el acento en la importancia que reviste para un joven psicoanalista su encuentro con el paciente (neurótico o psicótico). Encuentro que implica, en primer lugar, descubrimiento de sí mismo, a ravés del drama que el otror le hace escuchar. Es fácil deshacerse de este grito, de esta conmiseración de amor dirigido al psicoanalista, con la objetivación de lo subjetivo. El paciente, lejos de hacernos conectar con una parte de nosotros mismos, se convierte, seguiendo este modelo, en un extraño, cuyos síntomas vamos a observar y "signos" de una "enfermedad" cualquiera. Todo lo que dice el paciente, se inscribirá en un marco que invitará, por ejemplo, al psicoanalista, a semejanza con la psiquiatría a interpretar los "jeroglíficos" de la psicosis; y tendrá, además, como consecuencia el que el observador-psicoanalista deje de estar implicado en el diagnóstico realizado.

He aquí un libro muy polémico, donde Maud Mannoni se enfrenta con lo que pudiera constituir una asimilación del psicoanálisis por parte de la institución, de la psiquiatría o de un sistema de saber establecido. La teoría puede consistir, para el psicoanalista, en una defensa contra lo que dice el analizando o contra lo que éste aporta de imprevisible. Pero en Freud se da otra concepción de la teoría: como libre ensayo, como ficción.
Apoyándose en Lacan y en Winnicott, la autora se niega a basar el diagnóstico en criterios de tipo psiquiátrico, rechaza la confusión entre psicoanálisis infantil y profilaxis, y busca una práctica que de amplio margen a lo imaginario.

Maud Mannoni.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Terapeuta
 

No hay comentarios: