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Paz y Ciencia

miércoles, 29 de agosto de 2012

La Aplicación del Psicoanálisis Humanista a la Teoría de Marx



La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. Karl Marx (1818-1883)


El marxismo es un humanismo y su objetivo consiste en el pleno desarrollo de las potencialidades del hombre. No del hombre tal como se deduce de sus ideas o de su conciencia, sino del hombre verdadero que no vive en un vacío sino en un contexto social, el hombre que debe producir para vivir. Precisamente es el hecho de que el marxismo se interese por el hombre íntegro, y no por su conciencia, lo que diferencia al "materialismo" de Marx del idealismo de Hegel, así como de la deformación economista-mecanicista del marxismo.

La gran obra de Marx consistió en liberar las categorías económicas y filosóficas que se referían al hombre, de sus expresiones abstractas y alienadas, y en aplicar la filosofía y la economía ad hominem. Marx se preocupaba por el hombre, y su propósito consistía en liberar a este del predominio de sus intereses materiales, de la prisión que sus propias disposiciones y actos habían construido en torno de él. Si no se entiende esta preocupación de Marx, nunca se comprenderá ni su teoría ni la falsificación a la que esta fue sometida por muchos de los que dicen practicarla. Aunque la obra cumbre de Marx se titula El Capital, la misma estaba enfocada solo como un paso en su búsqueda total, y el estudio del capital, como una herramienta crítica que ayudaba a entender la condición mutilada del hombre en la sociedad industrial. Era una etapa de la gran obra que, si se hubiera escrito, quizá se habría titulado Acerca del hombre y la sociedad.

La obra de Marx, ya sea del "joven Marx" o la del autor de El Capital, está poblada de conceptos psicológicos. Esgrime conceptos tales como "esencia del hombre", "hombre mutilado", "alienación", "conciencia", "tendencias personales" e "independencia", para mencionar solo algunos de los más importantes. Sin embargo, contrastando con Aristóteles y Spinoza, que asentaron la ética sobre una psicología sistemática, la obra de Marx casi no contiene teorías psicológicas. Exceptuando algunas observaciones fragmentarias tales como la distinción entre impulsos fijos (como hambre y sexualidad) e impulsos flexibles de origen social, prácticamente no se encuentran elementos relevantes de psicología en los escritos de Marx ni en los de sus sucesores. La razón de esta ausencia no reside en la falta de interés o de talento para analizar los fenómenos psicológicos (los volúmenes que contienen la correspondencia no abreviada entre Marx y Engels revelan una capacidad para indagar profundamente las motivaciones inconscientes que honrará a cualquier eminente psicoanalista); reside en cambio el hecho de que en la época de Marx no existía una psicología dinámica que él pudiera aplicar a los problemas de los hombres, Marx murió en 1883; Freud empezó a publicar sus trabajos más de diez años después de la muerte de Marx [...]

Erich Fromm: "Sobre la Desobediencia". Paidós, 2011, Barcelona. Pp.: 21-23

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