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Paz y Ciencia

miércoles, 3 de marzo de 2010

Aislamiento: Krishnamurti

Todolo que ofrece resistencia tiene forzosamente que producir conflicto con aquello a lo cual resiste, y como nuestra interrelación es en gran parte una forma de resistencia, creamos una sociedad que inevitablemente engendra aislamiento y, en consecuencia, conflicto dentro y fuera de ese aislamiento. Debemos, pues, examinar la interrelación tal como de hecho opera en nuestra vida. Después de todo, lo que soy -mis actos, mis pensamientos, mis sentimientos, mis móviles, mis intenciones- genera esa relación entre yo mismo y los demás, que llamamos sociedad. No hay sociedad sin esa relación entre dos personas, y antes de que podamos hablar de independencia, de ondear la bandera y todo eso, debemos comprender la interrelación, lo cual significa que debemos examinarnos a nosotros mismos en nuestras relaciones con los demás.
Ahora bien, si examinamos nuestra vida, nuestras relaciones con los demás, veremos que es un proceso de aislamiento. En realidad, el prójimo no nos interesa; aunque hablemos bastante al respecto, el hecho es que no nos interesa. Solo estamos relacionados con alguien mientras esa relación nos resulte grata, mientras nos brinde un refugio, mientras nos satisface. Pero en cuanto surge una perturbación que a nosotros nos produce incomodidad, dejamos de lado esa relación. En otras palabras: solo hay relación mientras estamos satisfechos. Esto podrá parecer muy duro, pero si realmente examinan su propia vida con atención, verán que se trata de un hecho, y eludir un hecho es vivir en la ignorancia, lo cual jamás podrá producir verdadera convivencia.
De modo que si examinamos nuestra vida y observamos la interrelación, vemos que es un proceso de erigir resistencias contra los demás, muros por encima de los cuales miramos y observamos al prójimo, ese muro siempre lo retenemos y detrás de el permanecemos, ya se trate de un muro psicológico, material, económico o nacional. Mientras vivamos aislados, detrás de un muro, no hay verdadera relación con los demás, y vivimos encerrados, porque resulta mucho más gratificante, y creemos que es mucho más seguro.
El mundo es tan desgarrador, hay tanto dolor, tanta pesadumbre, guerra, destrucción y sufrimiento, que deseamos escapar y vivir dentro de los muros de seguridad de nuestro propio ser psicológico. Así que, para la mayoría de nosotros, la interrelación es, en realidad, un proceso de aislamiento, y es obvio que tal interrelación construye una sociedad que es también aisladora.
Krishnamurti: 7ª Charla; págs. 170-171. "Vivir de instante en instante" Edaf

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