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Paz y Ciencia

jueves, 18 de marzo de 2010

A aquellos padres


Mañana es el día del padre.
Querer a un padre es el regalo más bonito que se le puede brindar, transmitirle este cariño es un gesto de sinceridad, autenticidad y de necesaria reciprocidad entre todo lo que hemos vivido y somos. Estelas de afecto envuelven nuestra existencia, que ha sido moldeada por nuestro padre y nuestra madre. Un gesto de reconocimiento es necesario, día a día, no tanto por ser hoy, para que se construya una relación de esclarecimiento, de honradez y de admiración sana a nuestro padre.
Algunos han perdido ya a su padre, y en su recuerdo está grabada aquellas escenas en las que jugaban juntos, o tal vez otras menos hermosas. Pero siempre existe la sensación de que nuestro padre es un referente, un modelo, un ejemplo y un ser querible, que a pesar de todo lo que haya podido pasar, le debemos un respeto.
Por eso, hoy lanzo este mensaje de afecto, que como todos los días pueda calar hondo en nuestro padre (vivo, muerto, imaginario, o real) para consolidar una relación de amor para siempre. Una experiencia que puede ser bella o fea, pero que siempre podremos recuperar a nuestro padre, en el recuerdo, en una vida distinta, un recorrido diferente, una muestra que llegue a lo más profundo de nuestro padre para que sepa, sea como fuere, que siempre, a pesar de todo, le hemos querido, y que siempre le vamos a querer.

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