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Paz y Ciencia

viernes, 19 de marzo de 2010

Winnicott, un creador esclarecedor.


La psicoterapia es un trabajo de acompañar, de apoyar, de asistir y de intervenir de tal forma que menos es más. Interviniendo poco se deja paso al gesto espontáneo. Recordemos que decía Winnicott, el gesto espontáneo deviene cuando el infans tiene la seguridad y confianza de su madre, el reaseguro y el sostén adecuado. Si la madre fuerza al infans por sus propias angustias, ideales, en fin, fantasmática, el niño se ve forzado a una impostura que, mantenida a lo largo del tiempo da origen a un falso self. Por eso es tan importante en la clínica winnicottiana la atmósfera generada entre paciente y terapeuta. Una díada propuesta para el crecimiento mental y con ello la maduración emocional (Hugo Bleichmar). La teorización respecto a respetar los tiempos del infans tiene ciertas analogías con varios conceptos, a saber:
La teoría del apego de Bowlby, el concepto cognitivista de teoría de la mente, la mentalización (versión de Peter Fonagy, de origen psicoanalítico de la teoría de la mente) y los conceptos novedosos de Winnicott de desarrollo emocional, no en relación a fases tal y como Freud o Klein proponen, sus referentes más cercanos, sino en relación a su capacidad creativa y capacidad de un jugar sin reglas, sin ceremonias, un juego libre de conflictos, sin metas, tal y como diría Freud en "El poeta y los sueños diurnos" se trata de que el poeta escribe y sueña tal y como el niño juega. Freud sin embargo le da una connotación que Winnicott no señala, y es que el poeta (dice Freud)escribe porque está insatisfecho. Winnicott considera, a la par que toca el piano y escribe poemas, que la creatividad es la forma de sentirse vivo y tener una vida plena y rica.
De esto se desprende que toda psicoterapia tiene unos tiempos que son los de la música que cada relación terapéutica establece. Los parámetros del psicoanálisis son normalmente ignorados o denostados por la clínica hospitalaria española, que en líneas generales no puede aceptar seguir con ese modelo. Estoy pensando en el libro de Piera Aulagnier "El aprendiz de historiador y el maestro brujo", donde Piera comienza un tratamiento en el hospital y finalmente le invita a acudir a su consultorio, donde no paga nada y en una de las sesiones Philippe (así le llama Aulagnier) le comenta que ella está haciendo eso por la remuneración. Piera por respeto a la persona que se encarga de que pueda desplazarse desde el hospital a su consultorio no dice nada. Esto sería impensable en la psicología o psiquiatría académica. Hay que pensar que el análisis personal del terapeuta forja un modelo, un modo de exploración y de contener el proceso primario. Es común que en ese tipo de psicologías a las que me refiere se espeten consejos, e interpretaciones salvajes, silvestres o, al decir de Winnicott, "inteligentes", para custodiar el narcisismo del terapeuta, que se erige en el saber pero nunca resultan penetrantes.
La interpretación por tanto es la técnica clave del psicoanálisis, aunque muchos como Winnicott consideremos que la mejor interpretación es la que hace por sí solo el paciente. Borrell, en un manual de Entrevista Clínica destinada a médicos de atención primaria, basado en Balint, Freud y otros teóricos de la relación médico-paciente, nos señala que las interpretaciones profundas no son propias de la medicina, no obstante si que indica la interpretación como una potente y eficaz técnica que se acerca al señalamiento como el espectro del arco iris.
Todos conocemos casos, formados teóricamente y con una dilatada experiencia profesional en consulta que, sin embargo, son capaces de referirse al paciente con expresiones del tipo: "no me veas como a un policía". Esta pseudointerpetación o interpretación inteligente, tiene sentido cuando se Estima, lo pongo con mayúsculas, que existe una cierta suspicacia en el paciente y tintes persecutorios en su discurso, en su fantasmática. Pero esa interpretación, técnicamente apropiada es desmesurada y enajenada porque distancia y penaliza al paciente. Winnicott, aunque Lacan le viera como otro terrible disidente de las normas psicoanalíticas, un hermano en la distancia, si que realizaba interpretaciones de este tipo. Lo bonito es conocer el menú y probar lo que a uno le gusta, como se dice comúnmente de otras cosas más livianas. La mejor clínica es la que el paciente nos va enseñando, Winnicott propone acompañar en un proceso creativo de creación de un espacio nuevo, el espacio transicional, un área de juego e ilusión, donde se crea lo dado. El pecho estaba allí y primero el infans lo crea, con la progresiva desilusión debida a la frustración necesaria que la madre impone, la omnipotencia del pensamiento cede y se da paso al principio de realidad. Mientras tanto se da paso al gesto espontáneo, el infans crea lo dado. Así que esto me hace pensar en que en definitiva en esa creación del gesto espontáneo hay un momento de locura que Winnicott asocia a la salud diciendo: "En verdad que pobres somos si solo estamos cuerdos". De él decían que, junto a su esposa, eran dos "loquitos" que andaban siempre jugando y divirtiendo a las visitas. En su trabajo manejaban a pacientes y niños difíciles. Juntos escribieron algún capítulo del libro "Deprivación y delincuencia" (1954) Clare Britton era la asistente social de los niños deprivados con tendencia antisocial que habían sido ubicados en centros tras la guerra por la ausencia de sus padres. Winnicott llegó a conclusiones muy parecidas a Anna Freud en relación a estos niños deprivados, según el léxico de Winnicott.

La foto es de un Winnicott joven, irredento e idealista, aquél que ingresó en la Sociedad Británica de Psicoanálisis con su trabajo "La defensa maníaca". El grupo kleiniano estuvo encantado de recibir ese homenaje a Klein. Después surgieron las disensiones.

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