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Paz y Ciencia

lunes, 8 de diciembre de 2014

Watzlawick: "El Arte de Amargarse la Vida"



Paul Watzlawick en "El arte de amargarse la vida", a través de historietas, viñetas, cuentos, ejemplos literarios y refranes, nos ofrece la oportunidad de reconocer nuestro estilo personal frente a determinadas situaciones. Es un libro de lectura sencilla y compleja a la vez, puede ser leído como un relato de historietas o proporcionar una oportunidad expléndida para reflexionar sobre los procedimientos por los que una persona va construyéndose una vida desdichada. Su lenguaje ágil, irónico y paradójico nos provoca a veces la risa y en otras ocasiones nos confronta con los modos en que estamos contribuyendo a nuestra propia infelicidad.
Watzlawick, conocedor de la naturaleza paradójica del ser humano, renuncia a ofrecer buenos consejos para alcanzar la felicidad, procedimiento bastante usado en numerosos medios de comunicación por todo tipo de profesionales, por el contrario señala las maneras en que podríamos perseguir la vida desgraciada, quizá con la secreta complicidad de que el lector se rebelará y le desobedecerá.
A modo de invitación para que os acerqueis a la estupenda ilustración que el autor hace en el libro sobre estos temas, a continuación ofrezco algunas pinceladas sobre los modos y mandatos con los que podemos producir los momentos de insatisfacción en nuestra vida.
Convéncete de que sólo hay una opinión correcta, la tuya, y comprueba que todo el mundo va de mal en peor.
Aférrate al pasado de manera que no tengas tiempo de ocuparte del presente.
Convéncete de ser pura víctima de las circunstancias. Lo que te haya podido causar dios, el mundo, el destino, la naturaleza, los cromosomas y las hormonas, la sociedad, los padres, los parientes y sobre todo los amigos es tan grave que sólo insinuar que pudieras poner algún remedio a la situación ya sería una ofensa.
Asegúrate de que por mucho que cambien las circunstancias conviene seguir prefiriendo las soluciones que fueron suficientes y eficaces.
Rechaza o elude una situación peligrosa aunque te intenten hacer ver que el peligro ya ha desaparecido.
Haz un pronóstico o déjate profetizar un hecho que temes, considéralo después con consistencia propia e independiente de ti, así podrás llegar a donde precisamente no querías.
En las relaciones interpersonales es recomendable leer los pensamientos del otro y actuar en consecuencia. Si puedes acompáñalo con unos pocos reproches hacia el otro que tengan un gran tinte de violencia y ambigüedad. -Exige al otro que haga algo espontáneamente.
Siéntete frustrado al recibir un regalo sólo por haber expresado anteriormente el deseo de recibirlo.
En la relación con otra persona admite tan sólo la alternativa de ganar o perder para poder garantizar no sólo esa relación si no incluso otras futuras.
Me gustaría finalizar con un párrafo que Watzlawick refiere en el epílogo del libro y que refleja el mensaje de la obra:
"La regla fundamental que dice que el juego no es ningúnn juego, sino algo tremendamente serio, hace que la vida sea un juego sin fin que sólo la muerte acaba. La única regla que podría poner fin a este juego, no es ni siquiera una regla de este juego, tiene varios nombres y en el fondo significan lo mismo: honradez, confianza, tolerancia. Si lo creyéramos también sabríamos que no sólo somos los creadores de nuestra desdicha sino que del mismo modo podríamos crear nuestra felicidad".
LLegados a este punto quizá podamos compartir las afirmaciones que un personaje de Dostoyevski decía en "Los demonios":
"Todo es bueno, todo. El hombre es desdichado porque no sabe que sea dichoso. Sólo por eso. Esto es todo, todo. Quien lo reconozca será feliz en el acto, en el mismo instante".
Paul Watzlawick: "El arte de amargarse la vida". Barcelona, Herder, 1989.

Página personal de colegio de psicólogos

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