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Paz y Ciencia

domingo, 28 de diciembre de 2014

Rebelión de amor para la sanación


El amor verdadero poco o nada tiene que ver con las películas. Se trata de un amor que refleja la identidad y disuelve el ego. Este amor tiene como corolario cientos de sentimientos para encontrarse y conocerse. Una vez que conocemos y nos conocemos nos liberamos. Nos liberamos del narcisismo, nos liberamos del egoísmo. Empezamos a caminar por ese sendero llamado libertad y felicidad.
Ser libre supone haber atravesado nuestro ego, la parte más dura, el núcleo de nuestra personalidad.
Resulta doloroso, desgarrador, como el pájaro que eclosiona el huevo y sale, como ese pájaro que echa a volar. Esto es, consigue muchas cosas pero deja atrás otras tantas. Volar es ser libres, volar es poder conocer el ego pero viéndolo en perspectiva, volar es la liberación de la carga, de la ideología, de prejuicios y pretextos. Volar es Ser.
A menudo cuesta ser autónomos, tenemos cierta tendencia a la dependencia, un peligro del psicoanálisis. El psicoanálisis llama "amor de transferencia" a esos sentimientos de apego amoroso que se producen entre el paciente y el analista, es un enamoramiento falso, no genuino. Se trata de depositar en otro la responsabilidad de nuestro propio crecimiento, y esto es generalmente, una curación en falso. Suele pasar que la persona se siente bien acudiendo al psicoanalista pero cuando deja de ir vuelven los fantasmas. A no ser de que el tratamiento se extienda de manera amplia en el tiempo y el ego se haga fuerte, sirviendo como una coraza falsa que protege virtualmente la identidad, una identidad que está dolida, un concepto de uno mismo que no es sino con el otro, el analista. Por tanto la dependencia se va cristalizando, rigidificando en una suerte de falsedad para encontrarse a uno mismo.
Para volar hay que amarse, hay que respetarse, hay que amar, esto es un proceso. No existen técnicas ni tácticas para ello, no existen estratagemas ni nada parecido para liberarnos del ego.
El ego es un cascarón que nos impide ver el afuera, que nos impide percibir con nitidez, es un estrabismo y una carencia de nuestra esencia. Esto se puede resolver con paciencia, rigor y cariño.
No entiendo el tratamiento sin cercanía, creo que la "neutralidad" es una falacia, el observador modifica el fenómeno observado y por mucho análisis que haya realizado el analista siempre acuden sus propios fantasmas para ensuciar lo que refleja del paciente, y por tanto modifica su esencia por su deseo, propio del ego.
Permítete amar, amarte, disfruta y libérate de vicios cognitivos y emotivos, deja guiarte por tu intuición y podrás alcanzar el contacto contigo mismo y con el otro, solo es cuestión de tiempo.
Rodrigo Córdoba Sanz.

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