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Paz y Ciencia

miércoles, 29 de julio de 2009

La medicalización del sufrimiento


Kynes me comentaba que está harto de que las manifestaciones de sufrimiento se vean estudiadas científicamente, me hablaba también de la "terapeutización" de la experiencia humana, como si todo se pudiera aprehender por la razón y la ciencia.
Ken Wilber nos habla de que esto es difícil que existen distintos niveles de ciencia.
La experiencia de una persona sólo se puede conocer conectando con esa persona, entendiendo como piensa, porqué sufre, qué es lo que siente, cómo se relaciona y demás variables.
Pero lo más valioso es lo que se establece entre esas dos personas que socialmente se llaman paciente y terapeuta. La medicalización de la experiencia resta valor a las percepciones, a lo que uno es, lo reduce a teorías, a datos en un cuestionario, a pruebas médicas, a poca cosa. Una persona abarca mucho más de lo que la medicina puede decir. Por ello la psicología trata de aproximarse a la persona a través de sus emociones, con el corazón como corolario por aquello que decía el filósofo Blaise Pascal; que el corazón tiene razones que la cabeza no entiende.
Hay muchos niveles de ciencia nos explica el filósofo Ken Wilber, destaca los empiristas (Locke) y los seguidores de Popper quien defendía que la falsabilidad es el criterio para que algo sea científico.
El sufrimiento humano no es mensurable, es sólo vivido y compartido.
A principios del siglo XX Freud consideró que las reacciones emocionales del terapeuta evocadas por el contenido del análisis en el analizando eran un estorbo para el análisis y se llamó contratansferencia.
Para conocer de verdad a una persona y poderla ayudar hay que dejar ambages tecnocráticos y poder acercarnos con el corazón en la mano, desde lo primitivo, como Winnicott hacía con el juego o con un sostén literal de la mano de Margaret Little. Estos dos autores se vieron reflejados el uno en el otro. Little propuso la transferencia delirante porque ella consideró por momentos que Winnicott era su padre y tenía que explicarlo científicamente de alguna manera, Winnicott retomó ese concepto como tributo de quien fuera su analizando.
Ahora, después de muchos años un psiquiatra que se orienta hacia la gestalt y lo espiritual, llamado Claudio Naranjo, nos hace un eneagrama de tipos de personalidad en función de los problemas relacionados con el amor.
Qué curioso es que durante tantos años de investigación y trabajo clínico nadie reparara en el amor. Bien es cierto que las relaciones objetales se remontan a Freud,Fairbairn, Melanie Klein y el Middle Group pero nadie hablaba con a claridad requerida. Problemas con el amor.
Ahora patologías en auge, las de los trastornos de personalidad como el límite nos enseñan que tenemos que moldear nuestras mentes y nuestros instrumentos técnicos. Las personas sufren por amor y eso es inabordable por un estudio patognomónico. Eso se puede dar con mucho tiempo (que no abunda), amadiño, como dicen en Galicia, esto es, con paciencia, tranquilidad y cariño. Se puede dar en la conexión que promueve la psicología transpersonal de Maslow, Rof Carballo, Stasnislav Grof y otros (La cuarta fuerza), tras el psicoanálisis, el conductismo y la psicología humanista.
Quienes viven estas experiencias no se sienten entendidos en estos estados alterados de la conciencia que se suelen reducir a distorsiones, ilusiones y otros términos correctos pero que cierran la posibilidad de seguir pensando y profundizando en esa experiencia privada que abre las puertas de la fantasía.

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