"Lo que sería ideal es que, en la medida de lo posible, se recetaran menos pastillas y ensañáramos más a las personas a resolver sus problemas desde el punto de vista psicológico", dice Francisco Pascual Pastor. Coincide con él Maribel Martínez, que durante los años que lleva ejerciendo en el centro de Psicoterapia Breve Sentirse Bien, de Barcelona, ha visto que las pastillas reinan, sí, pero no funcionan: "Creo que crecemos con la idea de que todo puede arreglarse con una píldora y, si a eso le añades que cada vez hay más padres hiperprotectores y que existe una industria farmacéutica brutal, el resultado es que resulta mucho más fácil tomarse un fármaco que enfrentarse a la situación que nos pone ansiosos".
La solución, reitera, es la terapia, que lo que hace es cambiar el sistema receptivo y de respuesta de las personas ante el problema. Al final, "de lo que se trata es de que las personas no dependan de nada. Ni de una pastilla ni de un terapeuta. Que ellos sean sus mejores herramientas".
Como ya señalaba la psicóloga Leticia Escario, Maribel Martínez también considera que, tanto en niños como en adultos, se están patologizando emociones -empezando por la propia ansiedad- que hasta hace poco eran normales: "Y es ahí donde se inicia el problema. Porque tener ansiedad ante un examen es una dificultad que todos hemos podido sobrellevar. No es divertida, pero ese punto de ansiedad puede servir para que sobresalgas: las emociones pueden ser algo normal, adaptativo, hasta positivo. Hay que aprender a gestionarlas".
También la tristeza del duelo, es medicada y no tiene por qué ser así. No tiene fundamento. El duelo hay que transitarlo de forma natural y responde a una situación de la vida que no se debe medicar, a no ser de que se cronifique, se convierta en un duelo complicado. "Luego vemos los problemas, con personas a las que, después de una separación traumática o de muerte de alguien cercano, se les han dado pastillas desde el minuto cero y no han elaborado ese duelo. No queremos sentir, y todavía sufrimos más".
La gestión emocional, la capacidad de identificar nuestras emociones, de saber qué son y de dónde salen -qué nos pasa, en definitiva-, es una herramienta muy útil para conseguir una salud mental estable, para nosotros y para nuestros hijos. Como hacerles saber que la ansiedad es una emoción que nos viene de serie y que tanto puede ser una aliada como una enemiga. Y ayudarlos a entrenar una habilidad tan importante como es la valentía, fundamental para ir por la vida.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
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