Carl Gustav Jung descubrió la indisolubilidad del ego y de la sombra en un sueño que recoge en su autobiografía Recuerdos, sueños, pensamientos:
"Era de noche y me hallaba en algún lugar desconocido avanzando lenta y penosamente en medio de un poderoso vendaval. La niebla lo cubría todo. Yo sostenía y protegía con las manos una débil lucecilla que amenazaba con apagarse en cualquier momento. Todo parecía depender de que consiguiera mantener viva esa luz.
De repente tuve la sensación de que algo me seguía. Entonces me giré y descubrí una enorme figura negra que avanzaba tras de mí. A pesar del terror que experimenté no dejé de ser consciente en todo momento de que debía proteger la luz a través de la noche y la tormenta.
Cuando desperté me di cuenta de inmediato de que la figura que había visto en sueños era mi sombra, la sombra que mi propio cuerpo iluminado por la luz recortándose en la niebla. También sabía que esa luz era mi conciencia, la única luz que poseo, una luz infinitamente más pequeña y frágil que el poder de las tinieblas pero, al fin y al cabo, una luz, mi única luz".
De repente tuve la sensación de que algo me seguía. Entonces me giré y descubrí una enorme figura negra que avanzaba tras de mí. A pesar del terror que experimenté no dejé de ser consciente en todo momento de que debía proteger la luz a través de la noche y la tormenta.
Cuando desperté me di cuenta de inmediato de que la figura que había visto en sueños era mi sombra, la sombra que mi propio cuerpo iluminado por la luz recortándose en la niebla. También sabía que esa luz era mi conciencia, la única luz que poseo, una luz infinitamente más pequeña y frágil que el poder de las tinieblas pero, al fin y al cabo, una luz, mi única luz".
La sombra opera como un sistema psíquico autónomo que perfila lo que es el yo y lo que no lo es. Cada cultura, cada familia, demarca de manera diferente lo que corresponde al ego y lo que corresponde a la sombra. Algunas, por ejemplo, permiten la expresión de la ira y la agresividad mientras que la mayoría, por el contrario, no lo hacen así. Unas reconocen la sexualidad, la vulnerabilidad y las emociones intensas y otras no, unas tienen ambición por el dinero, la expresión artística y o el desarrollo intelectual mientras que otras no la toleran.
Todos los sentimientos y capacidades rechazados por el ego y desterrados a la sombra alimentan el poder oculto del lado oscuro de la naturaleza humana. No todos ellos, sin embargo, son rasgos negativos.
Todos los sentimientos y capacidades rechazados por el ego y desterrados a la sombra alimentan el poder oculto del lado oscuro de la naturaleza humana. No todos ellos, sin embargo, son rasgos negativos.
Según la analista junguiana Liliane Frey-Rohn, este misterioso tesoro encierra tanto facetas infantiles, familiares, apegos emocionales y síntomas neuróticos como aptitudes y talentos que no hemos llegado a desarrollar. Así, en sus mismas palabras, la sombra permanece conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la vitalidad, ahí puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo universalmente humano.
Carl Gustav Jung
Liliane Frey-Rohn
Psicología y Psicoterapia.
Psicología Analítica
Encuentro con la sombra
Liliane Frey-Rohn
Psicología y Psicoterapia.
Psicología Analítica
Encuentro con la sombra
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