Mientras que el analizante neurótico trata todo el tiempo, consciente o inconscientemente, de situar al analista en el lugar del Otro, ciertos analistas no dejan de referir todo a ellos mismos, plegando la transferencia simbólica con la imaginaria.
Tales analistas apelan "a la parte sana del yo" (sin duda, el yo observador), a la que Lacan se refiere sarcásticamente como a "la parte que piensa como nosotros".
Tratan de lograr que parte del yo del paciente se modele según su propio yo, una noción que Lacan critica profusamente. En este punto, los analistas se embarcan en un proyecto narcisista de autoduplicación, pues intentan clonarse a sí mismos al formar nuevos analistas a semejanza de su propia imagen. Lacan afirma que la única respuesta que estos analistas tienen para la pregunta "¿Quién o qué es el analista cuando interpreta? " (...) Interpretan con su propia personalidad.
Lacan llega a decir que estos analistas, con su forma de trabajar, borran la interpretación del mapa, en cambio, simplemente tratan de que los analizantes vean la realidad tal como ellos mismos la ven. En lugar de interpretar, dan su opinión, confrontan al analizante con la realidad que supuestamente se niega a ver, y hacen sugerencias.
Bruce Fink: "Lacan a la letra"
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