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Paz y Ciencia

sábado, 24 de septiembre de 2016

Continuadores de Freud -Borderline-


KARL ABRAHAM

Según Crespo, E. Glover fue quien primero se interesó en este cuadro desde el psicoanálisis, aunque quizás merezcan también atención ciertas investigaciones sobre la materia de K. Abraham, W. Reich y E. Bleger. Más tarde A. Stern situó lo borderline en un lugar intermedio entre las personalidades como sí (as-if) de H. Deutsch y la esquizofrenia latente de Bleuler y Federn. Estos pacientes habrían sufrido un déficit en la relación maternal con defectos de la autoestima. El origen de esta patología sería traumático pero no necesarimente basado en una experiencia traumático pero no necesariamente basado en una experiencia traumática, en un trauma concreto; piensa en un estado tóxico habitual del medio.

Dos son los afectos prevalentes: el medio al castigo y a la pérdida del amor de objeto. La madre desempeña en estos casos una función primordial en su génesis; suele tener humor lábil, estar falta de alegría, ser incapaz de jugar, de conducta rígida; todo ello desencadenaría en el niño una predisposición hipocondríaca y demandas excesivas de ser comprendido por el adulto.

R. Knight llama la atención sobre el hecho de que en los casos límites se pide la realidad exterior que supla los déficits de la realidad interna. Las funciones defensivas y adaptativas del Yo están afectadas y los esfuerzos terapéuticos vienen encaminados a la conservación, el refuerzo y la mejoría de esas funciones.

O. Fenichel afirma que en el mismo paciente se encuentran mecanismos psicóticos y neuróticos; basado en esta observación describe los casos mixtos que, según las circunstancias, evolucionan hacia la psicosis o hacia la remisión. Este autor apunta que conservan gran parte de su narcisismo primitivo en detrimento de las relaciones objetales.

M. Bouvet describe una relación pregenital que distingue de la relación psicótica, caracterizada
 por un Yo fuerte en algunos aspectos y débil en otros, según sus posibilidades de establecer vínculos con objetos significativos. El Yo se comporta frente al Superyó como ante un padre severo. Este modo de relación de objeto queda bajo el dominio de una proyección de lo suficientemente intensa como para deformar la realidad de forma considerable.

Las personalidades esquizoides, descritas por Fairbairn, también se inscriben entre las borderline. Este autor analiza sobre todo la escisión en los pacientes que desarrollan tendencias esquizoides, encuadrados por lo general en los estados límites.

R. Greenson, partiendo del estudio de las fobias, ha observado que muchos sujetos conceptuados como neuróticos, se corresponden con estructuras pregenitales sin que, no obstante, quepan ser encuadrados en la psicosis.

A. Green -citado por Bergeret- subraya dos aspectos del tránsito de la neurosis a la psicosis: el paso de formas histéricas por mutación brusca (sobre todo depresión) y el transcurso de formas obsesivas a la psicosis por agotamiento lento y progesivo del Yo. A veces este modo de entrada en la psicosis se produce por esos dos mecanismos, sin que ello signifique que la estructura de partida sea neurótica-
El caso limítrofe -dirá- es menos una frontera entre las neurosis y las psicosis que una tierra de nadie.
Las relaciones tríadicas que establecen son pseudoedípicas; el Yo del neurótico trabaja en el seno del conflicto edípico mientras que el de borderline opera contra el conflicto.
Dos autores que requieren un análisis más a fondo: Otto Kernberg y Heinz Kohut.

1 comentario:

Guisadora Duncan dijo...

Buena entrada, compañero!
Yo entiendo la personalidad límite como "una tierra de todos", en vez de "como una tierra de nadie". Atendiendo a la concurrencia de personalidades que caracterizan a estos sujetos. Son complejos y contradictorios.
Bss