
En el Análisis Transaccional de Eric Berne se contempla la interrupción y la represión de emociones no admitidas por los progenitores al niño. Este, debe de prescindir de ellas para obtener la aprobación y los cuidados necesarios, que de no darse, le llevarían a la soledad y a la sensación de abandono que el niño identifica con la muerte.
Estos mensajes y prohibiciones en el sentir, consolidarán lo que Eric Berne denomina “guión de vida maldito”, limitando la capacidad exploratoria y decisoria del individuo, haciéndolo dependiente, temeroso de la intimidad, y en ocasiones dificultando el que pueda construir una identidad sólida.
Esta terapia Transaccional de Berne comparte con la psicología Gestalt la idea de necesidad de conciencia para efectuar el cambio, y la revisión de los mensajes tempranos, que para Fritz Perls constituyen los introyectos.
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