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Paz y Ciencia

jueves, 29 de enero de 2015

Alucinaciones Auditivas


Tradicionalmente, las alucinaciones auditivas no han sido objeto de investigación empírica, pues se consideraba que eran únicamente un síntoma de la psicosis. Desde este punto de vista, no tenía sentido su estudio independiente, pues se daba por supuesto que comprendiendo las causas de la psicosis se podrían comprender, también, las causas de las alucinaciones. Sin embargo, a lo largo de la década de los ochenta del siglo pasado, psicólogos clínicos y psiquiatras, empezaron a cuestionar las clasificaciones diagnósticas tradicionales y entendieron que las alucinaciones eran un fenómeno psicológico de interés por sí mismo, independientemente de dichas nosologías psiquiátricas.
Estos planteamientos llevaron a cuestionar el mismo concepto de alucinación. Las definiciones tradicionales destacaron su conceptuación como un trastorno perceptivo, sin embargo, las investigaciones empíricas actuales, apuntan a considerarlas como eventos privados del sujeto (habla subvocal, pensamientos, imágenes, etc.) que son erróneamente atribuidos a otras personas. Esta hipótesis ha sido confirmada en numerosas investigaciones en las que se han utilizado diferentes estrategias experimentales, como, por ejemplo, las basadas en la monitorización de la fuente, tareas de asociación de palabras, teoría de detección de señales, etc.
 
El problema que se ha planteado a partir de estas investigaciones ha sido explicar por qué la persona confunde su mundo interno con el externo. Se han planteado distintas hipótesis que, de forma tentativa, tratan de explicarlo, bien sea desde el punto de vista de un déficit cognitivo o de un sesgo cognitivo. Un ejemplo de la primera línea de explicación es la hipótesis de Frith, en la que se argumenta que existe un trastorno neuropsicológico subyacente en el que un hipotético mecanismo comparador entre las intenciones y el feedback de las propias acciones está alterado, lo cual no permite el reconocimiento de los eventos privados.
Desde los trabajos realizados sobre el sesgo cognitivo, investigadores como R. P. Bentall y A. P. Morrison sostienen que las creencias y expectativas que las personas mantienen sobre lo que es real o no es real, pueden ser responsables de ese sesgo atribucional externo. Más concretamente, Morrison especifica que esas creencias son de tipo metacognitivo y, además, afirma que la Disonancia Cognitiva es el mecanismo responsable de dicha atribución externa. En los últimos años se han realizado trabajos experimentales que apoyan las hipótesis basadas en el sesgo cognitivo, no obstante, todavía es necesaria la realización de más trabajos experimentales que permitan decidir cuál es el factor crucial que explica la aparición de las alucinaciones.
El problema que presentan las hipótesis mencionadas es que si bien proponen un modelo etiológico sobre la formación de las alucinaciones, no ofrecen una explicación (excepto Morrison) de cómo se mantienen en el tiempo. En este sentido, y siguiendo la propuesta de Morrison, se pueden destacar cuatro factores básicos que pueden estar relacionados con el mantenimiento de lasvoces. Estos son las creencias sobre el contenido de las voces y sobre la experiencia misma de tener alucinaciones (creencias metacognitivas sobre las voces), la relación con las voces, las conductas de seguridad y las respuestas emocionales. Aunque aún hace falta llevar a cabo mas investigaciones, tenemos información que nos permite proponer estas cuatro variables como factores relevantes dentro de un modelo psicológico sobre las alucinaciones auditivas.
Respecto a las aplicaciones clínicas, los estudios empíricos están aportando elementos técnicos importantes que están siendo utilizados en los nuevos desarrollos cognitivos y conductuales sobre el abordaje de los síntomas psicóticos positivos. De hecho, en los últimos quince años se han producido grandes avances en el tratamiento de los síntomas positivos de la esquizofrenia. Concretamente, se han hecho adaptaciones de la terapia cognitivo-conductual para el abordaje de las alucinaciones y, en gran medida, estas adaptaciones tienen que ver con los avances realizados en el conocimiento de este fenómeno. Entre esos avances podemos destacar el haber enfocado la intervención sobre las creencias que tiene la persona sobre sus voces y no sobre las alucinaciones en si mismas (incluyendo a las creencias metacognitivas). Esto quiere decir que el objetivo de la intervención no es eliminarlas, sino cambiar el significado que las voces tienen para la persona y disminuir el malestar emocional en relación con este problema. Por otro lado, un factor que se ha visto muy relevante es el tipo de relación que la persona mantiene con sus voces. Por lo general, están basadas en la subordinación del sujeto a ellas, constatándose que este tipo de relación es el reflejo de esquemas previos de relación social en su entorno. Este hallazgo nos proporciona también una nueva modalidad de abordaje, pues lo mismo que la persona puede aprender formas diferentes de relacionarse con su entorno, también puede aprenderlas respecto a sus voces. Así mismo, el estudio de las conductas de afrontamiento nos está enseñando que las estrategias basadas en la aceptación y no en la confrontación con las voces, puede ser un recurso útil y eficaz.
 
Por último, Bentall y sus colaboradores diseñaron, hace unos años, un tipo de terapia que denominaron de focalización, cuyo objetivo era modificar directamente la atribución externa y hacer que los sujetos con alucinaciones fueran capaces de atribuir sus pensamientos a sí mismos y no a otras personas. Los resultados obtenidos con este tipo de terapia fueron muy limitados. No obstante, aunque la terapia de focalización no demostró ser superior al tratamiento de control en la reducción de la frecuencia de voces, sí lo fue en la mejora de la autoestima y en la reatribución interna de las voces. Este último dato abre vías para futuras investigaciones en las que se puedan estudiar, específicamente, los efectos de la reatribución de las voces en su mantenimiento o eliminación.

El artículo original puede encontrarse en la revista Apuntes de Psicología: Perona, S. (2006). Estado actual de la investigación psicológica en las alucinaciones auditivas. Apuntes de Psicología, 24 (1-3), 83-110. También accesible en:http://www.cop.es/delegaci/andocci/VOL.%2024_1_2006_5.pdf

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