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Paz y Ciencia

miércoles, 23 de octubre de 2013

Reflexiones



Un hombre que se creyera absolutamente bueno sería espiritualmente un idiota.

Si la conciencia nos hace humanos, también la imperfección es un rasgo distintivo de nuestra especie. Las personas pasamos casi más tiempo reparando errores -solo hay que leer un periódico cualquiera- que construyendo cosas de valor.
Asumir esta característica de la condición humana nos ayuda a ser humildes y, más importante aún, nos hace tomar conciencia del inmenso terreno que tenemos para la mejora. Todo fracaso o error nos enseña cómo podemos hacerlo mejor.
Las personas rígidas que tratan de hacerlo todo bien sufren ante las consecuencias de sus actos imperfectos. Suelen culpabilizar a los demás de lo que sale mal y pierden los estribos cuando alguien les señala algún fallo que puedan haber tenido.
El consejo espiritual que nos da Nietzsche es este: no podemos aspirar a ser siempre buenos y a hacerlo todo bien; basta con que estemos dispuestos hacer hoy las cosas un poco mejor que ayer.
Los japoneses tienen una palabra, wabi-sabi, que define el arte de la imperfección: en lo que es incompleto, irregular y caduco hay belleza y vida, porque contiene el anhelo de la naturaleza de perfeccionarse a sí mismo.74

Nietzsche para estresados

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