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Paz y Ciencia

domingo, 27 de octubre de 2013

Piera Aulagnier

 
Sobre Piera Aulagnier
 
Piera Aulagnier, cuyo apellido de soltera era Spairani, pasó los primeros años de su vida en Egipto con sus padres. Su joven madre dio a luz a Piera cuando tenía apenas 16 años.

Piera estudió Medicina en Italia antes de partir a Francia a principios de los 50 para completar su formación. Se casó con un francés llamado Aulagnier con quien tuvo un hijo y de quien se separó más tarde.

En París , conoció a Jacques Lacan y comenzó con él un análisis en 1955 , que terminó en 1961. A continuación él la presentó a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP), creada en 1953 tras la ruptura con la Sociedad Psicoanalítica de París (SPP), una organización no reconocida por la IPA ( Asociación Psicoanalítica Internacional ).

Siguió a Lacan en la segunda división de la historia del psicoanálisis en Francia en 1963-64 y fue rápidamente promovida Analista de la Escuela (el título más alto) en la EFP ( Escuela Freudiana de París ) por Lacan.

Sin embargo, cuando Lacan propuso en 1967 el procedimiento del pase que autoriza al analista en su práctica, Piera Aulagnier se opuso firmemente porque creyó que sólo serviría para aumentar la hegemonía de Lacan, ya fuerte en esta escuela. De hecho, ella sostuvo que todo el proceso era manejado por Lacan, y que el jurado sólo podía estar de acuerdo con la opinión de éste sobre el candidato. Recordemos que en el proceso del pase, los pasadores necesitan escuchar al candidato (el ‘pasante’) referirse a su análisis personal. A continuación, y luego de recibir el relato que el pasador hace de lo que ha escuchado, un jurado determina si el pase se ha hecho y decide, entonces, si nombra al pasante como AE (analista de la escuela).

Cuando Lacan quiso legalizar el procedimiento en la Escuela, en enero de 1969, Piera Aulagnier renunció junto con sus colegas François Perrier y Jean-Paul Valabrega. Los tres crearon el Cuarto Grupo, cuarto después de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, la Sociedad Psicoanalítica de París y la Escuela Freudiana de París. Después de haberse separado de Lacan, propusieron un nuevo procedimiento para ser designados psicoanalistas. El mismo año, 1969, Piera Aulagnier fundó la revista Topique - que ahora es una de las principales revistas de psicoanálisis de la lengua francesa - y la dirigió hasta su muerte. El año anterior, en 1968, se casó con Cornelius Castoriadis, filósofo, economista y psicoanalista, griego de origen, quien también participó en la fundación del Cuarto Grupo.

Aportes teóricos de Piera Aulagnier
El trabajo teórico de Piera Aulagnier es muy complejo porque se basa tanto en la obra de Freud, que probablemente conocía a la perfección, como en el estilo de pensamiento, incluso el estilo de escritura, de Jacques Lacan . Para describir la psicosis - sobre la que tiene una gran experiencia clínica - Piera Aulagnier recrea su propia metapsicología : la instancia organizadora que decide sobre la estructura del sujeto deviene el "Yo" (Je). El Yo se entiende en la primera aproximación, como el proceso identificatorio del sujeto a través de varios pasos complejos.

(Hasta aquí hemos tomado lo que señala el artículo sobre Piera Aulagnier en la Wikipedia, en su versión en lengua francesa).


Más allá de lo aportado por el artículo de la Wikipedia, debemos destacar que para Piera Aulagnier el sujeto es sombra hablada por el Otro, quien lo instituye en un momento de alienación necesaria del cual debe salir. Dicha salida coincide con los movimientos del complejo de Edipo y la castración. De proseguir el Otro en su actitud de saber absoluto sobre el sujeto, sin darle posibilidad de que su Yo advenga, se produce el estado de violencia secundaria: un ataque al yo que permanecerá alienado en las redes del discurso de ese Otro. Deponer su estado narcisista en pos de ocupar un lugar en la cultura, es lo denominado como contrato narcisista.

Para finalizar, una cita referida al Yo y al sujeto, que contempla las ideas de Piera Aulagnier, ligadas en algunos casos a las de Cornelius Castoriadis; de hecho, La violencia de la interpretación está firmada como Piera Castoriadis-Aulagnier (fragmento del capítulo El alma nunca piensa sin fantasmas, de Magma. Cornelius Castoriadis: psicoanálisis, filosofía, política. De Yago Franco, pág. 168)
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Una vez atravesado el complejo edípico, se trata de un yo con capacidad instituyente de identificaciones, pensamiento, historización. No solamente es el yo como lugar del desconocimiento, de las identificaciones especulares, sino que es justamente el lugar de la tópica donde el conocimiento podrá tener lugar. El yo es el saber del Yo sobre el yo. [P.A.]

No es solamente una instancia instituida por su identificación con los enunciados identificatorios del otro y sus subrogados, sino que tiene capacidad instituyente, a partir de poder trabajar sobre los productos de la imaginación radical, de poder tomar contacto con el ello; ser donde el ello es, pero también dejar de ser yo para que ello halle expresión y nutra de deseo y pulsión a ese yo que trabajará sobre esos contenidos produciendo ideales del yo, es decir, proyecto identificatorio que implica sublimación pulsional y combate contra tánatos. Sin olvidar que debe negociar con el superyó, a veces obligándolo a modificarse, corriendo siempre el riesgo de ser aplastado por lo mortífero de éste.

El Yo (Je) del que hablamos es, además y sobre todo, un aprendíz de historiador [P.A.], que tomará a su cargo no sólo una puesta en historia que no sea imaginarización, novela, sino que es un intérprete de su historia pasada y futura y de la realidad, un intérprete a la búsqueda de sentidos [P.A.], un artesano del proyecto identificatorio [P.A.] para el sujeto.

Este es un yo que se niega a ser sombra hablada por el otro y sus subrogados, como fue necesario que lo fuera en sus origenes, pudiendo retomar por sí mismo su historia, dándole un sentido que no sea un simple eco del recibido, apropiándose así de la misma. Es, entonces, un yo productor de enunciaciones, de institución de significaciones que lo representan ante sí y ante los otros. Este es el yo que firmará el contrato narcisista [P.A.] con la cultura.

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