La fe es capaz de poner en marcha lo que todavía no es pero puede llegar a ser, lo que nos permite ir hacia lo soñado.
Si tengo fe en algo o en alguien, creo en ese proyecto, confío en esa persona, en su lealtad, en su palabra, en su capacidad, en su amor.
Quien confía apuesta, pone todas sus fichas en el casillero del vínculo, tiene fe en otro, en un proyecto o en sí mismo o en sus recursos.
La magia del amor es que quien te ama sabe qué debe hacer o decir para herirte `mortalmente´y nunca lo hará. Joseph Zinker.
Los más abiertos son los que permiten que quienes los rodean enriquezcan cada momento de sus vidas, como el arroyo que recibe lo que brindan las orillas y corre alegre hacia el mar, acompañado de todo aquello que encuentra a su paso.
Nacemos confiados y luego, con el tiempo, se nos enseña a desconfiar de lo que nos dicen, de las experiencias propias y de las prestadas.
El que no tiene confianza en sí mismo miente siempre. Friedrich Nietzsche.
Es urgente recuperar el valor de los principios morales para que los cimientos de la confianza vuelven a ser la base de las relaciones interpersonales. La fe, en el mejor y más espiritual de los sentidos, es más aún.
Los hombres y mujeres de fe no temen y confían fuertemente en sí mismos y en los demás; por eso se animan a modificar sus condiciones de vida y las de otros.
A LA GENTE LE GUSTA SENTIR... SEA LO QUE SEA. VIRGINIA WOOLF
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