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Paz y Ciencia

sábado, 27 de octubre de 2012

STOP-DSM




Mediante el presente escrito, los profesionales e instituciones abajo
firmantes, nos manifestamos a favor de criterios clínicos de
diagnosis, y por lo tanto en contra de la imposición del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American
Psychiatric Association como criterio único en la clínica de las
sintomatologías psíquicas.

Queremos compartir, debatir y consensuar el conocimiento clínico
-logía- sobre el pathos psíquico -padecimiento sintomático, que no
enfermedad- a fin de cuestionar la existencia de una salud psíquica,
estadística o normativa, así como la impostura clínica e intelectual
del desorden, trastorno, enfermedad mental. También queremos denunciar
la imposición del tratamiento único -terapias tipificadas para
trastornos formateados- por el menosprecio que supone a las diferentes
teorías y estrategias terapéuticas, y a la libertad de elección de los
pacientes. En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica
cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones del
padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos y a tratamientos
exclusivamente paliativos para las consecuencias, y no para sus
causas. Tal y como dice G. Berrios (2010) «Nos enfrentamos a una
situación paradójica en la que se les pide a los clínicos que acepten
un cambio radical en la forma de desarrollar su labor, (ej. abandonar
los consejos de su propia experiencia y seguir los dictados de datos
estadísticos impersonales) cuando en realidad, las bases actuales de
la evidencia no son otras que lo que dicen los estadísticos, los
teóricos, los gestores, las empresas (como el Instituto Cochrane) y
los inversores capitalistas que son precisamente aquellos que dicen
donde se pone el dinero». En consecuencia, manifestamos nuestra
defensa de un modelo sanitario,donde la palabra sea un valor a
promover y donde cada paciente sea considerado en su particularidad.
La defensa de la dimensión subjetiva implica una confianza en lo que
cada uno pone en juego para tratar aquello que en él mismo se revela
como insoportable, extraño a sí mismo, pero sin embargo familiar.
Manifestamos nuestra repulsa a las políticas asistenciales que
persiguen la seguridad en detrimento de las libertades y los derechos.
A las políticas que, con el pretexto de las buenas intenciones y de la
búsqueda del bien del paciente, lo reducen a un cálculo de su
rendimiento, a un factor de riesgo o a un índice de vulnerabilidad que
debe ser eliminado, poco menos que a la fuerza.

Para cualquier disciplina, la aproximación a la realidad de su campo
se hace a través de una teoría. Este saber limitado no tendría que
confundirse con La Verdad, pues, supondría actuar como una ideología
o religión, donde cualquier pensamiento, acontecimiento o incluso el
lenguaje utilizado, está al servicio de forzar el re-ligare entre
saber y verdad. Todo clínico con un cierto espíritu científico sabe
que su teoría es lo que Aristóteles llamaría un Organon, es decir,
una herramienta de acercamiento a una realidad siempre más plural y
cambiante, y donde las categorías encontradas han de dejar espacio a
la manifestación de esa diversidad, permitiendo así una ampliación
tanto teórica como práctica. Esta concepción se opone a la idea de un
canon, en el sentido de lo que necesariamente, obligatoriamente y
prescriptivamente las cosas son y han de funcionar de determinada
manera. Todos sabemos las consecuencias de esta posición que va de lo
orientativo a lo normativo, prescriptivo para, finalmente, convertirse
en coercitivo. Es ahí donde el saber se convierte en el ejercicio de
un poder en tanto sancionador, en un sentido amplio, de lo que obedece
o desobedece a ese canon. Ordenación de la subjetividad al Orden
Social que reclaman los mercados. Todo para el paciente sin el
paciente. Un saber sin sujeto ya es un poder sobre el
sujeto.Autoritarismo científico, lo llama J. Peteiro. Por todo esto
queremos manifestar nuestra oposición a la existencia de un Código de
Diagnostico Único Obligatorio y Universal.

Por otra parte, el modelo a-teórico del que hace gala el DSM, y que se
ha querido confundir con objetividad, nos habla de su falla
epistemológica. Baste recordar su indefinición sobre qué podemos
entender como trastorno mental, así como por salud psíquica. Los
contenidos de esta taxonomía psiquiátrica responden mucho más a pactos
políticos que a observaciones clínicas, lo que da lugar a un problema
epistemológico muy grave.

En cuanto al método clasificatorio del DSM, constatamos que se puede
clasificar, amontonar o agrupar muchas cosas, pero eso no es
establecer una entidad nosográfica en un campo determinado. Por
último, y en la misma línea que lo anterior, la estadística empleada
en el DSM tiene un punto de partida débil: la ambigüedad del objeto
sobre el que se opera, es decir, el concepto de trastorno mental. La
estadística se presenta como una técnica, un utensilio que puede ser
puesto al servicio de múltiples causas y de todo tipo. Son las
personas quienes manejan los ítems y valores de base de la curva
estadística, pero también quienes deciden el deslizamiento, más o
menos hacia los márgenes de lo que se va a cuantificar e interpretar
posteriormente.
En este contexto de pobreza y confusión conceptual, la próxima
publicación del DSM-V supone una clara amenaza: nadie quedará fuera de
aquello que se detiene, de lo que enferma. No quedará espacio para la
salud, en términos de cambio, de movilidad, de complejidad o de
multiplicidad de las formas. Todos enfermos, todos trastornados.
Cualquier manifestación de malestar será rápidamente transformada en
síntoma de un trastorno que necesita ser medicalizado de por vida.
Éste es el gran salto que se realiza sin red epistemológica alguna: de
la prevención a la predicción.
Umbrales diagnósticos más bajos para muchos desórdenes existentes o
nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la
población general, de esto nos advierte Allen Frances, jefe de grupo
de tareas del DSM IV, en su escrito Abriendo la caja de Pandora.
Refiriéndose a los nuevos trastornos que incluirá el DSM-V, este autor
cita algunos de los nuevos diagnósticos problemáticos: el síndrome de
riesgo de psicosis, («es ciertamente la más preocupante de las
sugerencias. La tasa de falsos positivos sería alarmante del 70 al
75%»). El trastorno mixto de ansiedad depresiva. El trastorno
cognitivo menor, («está definido por síntomas inespecíficos... el
umbral ha sido dispuesto para incluir un enorme 13.5% de la
población».) Trastorno de atracones. El trastorno disfuncional del
carácter con disforia. El trastorno coercitivo parafílico. El
trastorno de hipersexualidad, etc. Aumenta, por tanto, el número de
trastornos y aumenta también el campo semántico de muchos de ellos,
como el famoso TDAH, ya que se permite el diagnóstico basado sólo en
la presencia de síntomas, no requiriendo discapacidad y, además, se
reduce a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos. El
diagnóstico de TDAH también se contempla en presencia de autismo, lo
cual implicaría la creación de dos falsas epidemias e impulsaría el
uso aumentado de estimulantes en una población especialmente
vulnerable.
Si juntamos este manejo estadístico con la heterogeneidad temática de
los grupos de trabajo, que se multiplican y que van desde la identidad
de género, pasando por la adaptación de los impulsos, hipersexualidad,
cambios de humor etc., no podemos obviar que las clasificaciones
internacionales pretenden una autonomía total respecto de cualquier
marco teórico, y por ende, libre de cualquier tipo de control de rigor
epistémico. Sin embargo, no creemos que las clasificaciones y
tratamientos puedan ser neutrales respecto a las teorías etiológicas,
como se pretende, y al mismo tiempo ser neutrales respecto de la
ideología del Control Social, e intereses extra clínicos.

Paul Feyerabend, en El mito de la ciencia y su papel en la sociedad,
nos dice: «Básicamente, apenas si hay diferencia alguna entre el
proceso que conduce a la enunciación de una nueva ley científica y el
proceso que precede a una nueva ley en la sociedad». Parece ser, sigue
diciendo este autor en Adiós a la razón, que: «El mundo en que vivimos
es demasiado complejo para ser comprendido por teorías que obedecen a
principios (generales) epistemológicos. Y los científicos, los
políticos -cualquiera que intente comprender y/o influir en el mundo-,
teniendo en cuenta esta situación, violan reglas universales, abusan
de los conceptos elaborados, distorsionan el conocimiento ya obtenido
y desbaratan constantemente el intento de imponer una ciencia en el
sentido de nuestros epistemólogos».

Finalmente, queremos llamar la atención del peligro que supone para
la clínica de las sintomatologías psíquicas, que los nuevos clínicos
estén formateados, deliberadamente, en la ignorancia de la
psicopatología clásica, pues, ésta responde a la dialéctica entre
teoría y clínica, entre saber y realidad. Psicopatología clínica que
ya no se enseña en nuestras facultades ni en los programas de
formación de los MIR y PIR. Y sin embargo, se les alecciona en el
paradigma de la indicación... farmacológica: universalización
prescriptiva para todos y para todo, y que en nada se diferencia de
una máquina expendedora de etiquetas y reponedora de medicación. El
resultado que denunciamos es un desconocimiento de los fundamentos de
la psicopatología, un escotoma importante a la hora de explorar a los
pacientes y, en consecuencia, una limitación más que considerable a la
hora de diagnosticar.

En tanto que el conocimiento es la forma más ética que tenemos de
acercarnos a nuestra plural realidad, no ha de ser un problema la
coexistencia de diferentes saberes sobre la complejidad del ser
humano.

Por todo ello proponemos llevar a cabo acciones con el objetivo de
poner límite a todo este proceso incrementalista de las
clasificaciones internacionales, y trabajar con criterios de
clasificación que tengan una sólida base psicopatológica y, por tanto,
que provengan exclusivamente de la clínica.


Barcelona, a 14 de
Abril de 2011



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AGRADECEREMOS LA MÁXIMA DIFUSIÓN DE ESTE MANIFIESTO

Información y contacto: stopdsm@gmail.com

Los Grupos e Instituciones que deseen adherirse a la campaña, pueden
enviar un correo a stopdsm@gmail.com

2 comentarios:

Silvia Parque dijo...

Suscribo. Lo compartiré entre mis estudiantes.

Silvia Parque dijo...

Creo que algo pasa con el vínculo para firmar...