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Paz y Ciencia

martes, 4 de septiembre de 2012

Dalai Lama enseñando a un Psiquiatra



El Sr.. Psiquiatra: Howard C. Cutler, de EEUU, podía ser de Zaragoza, de Barcelona, Madrid... de México, de Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil, y también podía ser europeo. Podía ser un psicólogo, un psicoanalista, pero, probablemente no enseñara nadie a quien cree tener la razón. Personalmente leer a Dalai Lama es siempre esclarecedor y hermoso. Antes (hace poco) los europeos y los psiquiatras eran parte de los reyes del mundo; yo le llamaría el "Olimpo de la Tenocracia". Ahora, algo se lo cree, la evidencia es que estamos dando pena... Esto lo sabía el Dalai Lama hace tiempo. El Budismo sabía del peligro del Narcisismo hace años, en eso consiste el núcleo de sus prácticas: "Liberarse del ego". Ha calado en la Gestalt y Psicología Transpersonal, incluso en un compatriota del psiquiatra mencionado arriba. Ese señor, más psicoterapeuta que psiquiatra pastillero se llama Mark Epstein y el título de la magnífica obra es "Pensamientos sin Pensador. Psicoterapia desde una perspectiva Budista". Doy paso, con su permiso, al Dalai Lama, mi puerta está abierta para cualquier problema que tenga, China no le tiene mucho cariño, ni a los tibetanos respeto alguno. De la China comunista dictatorial hemos pasado a la China en proceso de Imperio del Capitalismo desalmado y dictatorial, si piensas distinto, te marchas. Una posición más que delicada para los tibetanos y otros que pueden vivir situaciones similares, más cerca, o más lejos. En todo caso, seas de donde seas, somos hermanos. La torpeza de Dios fue poner una cama individual a Adán y Eva, y no podían dormir a gusto. Bueno, es un pensamiento de Osho. Quien se autoproclamó: "El Gurú de los ricos". Sí, considerando lo que hay en la India a nivel económico sí, pero cuánto tenemos que aprender de él o Krishnamurti los psicólogos. Cuánto tenemos que aprender de Nietzsche, de Schopenhauer, de Shakespeare, de Cervantes, de Borges, de Galeano, de Benedetti, de Neruda, de Luis Cernuda, de Pedro Salinas, de Amado Nervo, de Pitágoras, de Platón, de Sócrates, y sin embargo, aquí, en España creen que la ciencia es tratar a la persona con un protocolo como si fuéramos pseudomédicos orgánicos. Y muchos se lo creen a pies juntillas. Hay mucha gente que dice lo mismo, y mucho mejor que yo, sin duda, voy a buscarlos en el PC... Decía que doy paso al Dalai Lama... Rodrigo Córdoba S.



Debería señalar que cuando hablamos de un estado mental sereno, de paz mental, no debiéramos confundirlo con un estado mental insensible y apático. Tener un estado mental sereno o pacífico no significa permanecer distanciado o vacío. La paz mental o el estado de serenidad de la mente tiene sus raíces en el afecto y la compasión y supone un elevado nivel de sensibilidad y sentimiento.

Luego, a modo de síntesis, concluyó:

- Cuando se carece de disciplina interna que produce la serenidad mental no importan las posesiones o condiciones externas, ya que estas nunca proporcionarán a la persona la sensación de alegría y felicidad que busca. Por otro lado, si se posee esta cualidad interna, la serenidad mental y estabilidad interior, es posible tener una vida gozosa, aunque falten las posesiones materiales que uno consideraría normalmente necesarias para alcanzar la felicidad.

Cutler: A veces parece como si toda nuestra cultura, la cultura occidental, se basara en la compra; nos hallamos rodeados, bombardeados, por anuncios referidos a los objetos que deberíamos comprar, el último modelo de coche, etcétera. Resulta difícil no dejarse influir por eso. Hay mchas cosas que deseamos. Eso no parece detenerse nunca. ¿Puede hablarme un poco sobre el deseo?

Creo que hay dos clases de deseos. Ciertos deseos son positivos. El deseo de felicidad, por ejemplo, es algo absolutamente correcto. El deseo de paz, de vivir en un mundo más armonioso, más acogedor. Ciertos deseos son muy útiles.
Pero se llega a un punto en que los deseos pueden ser insensatos.
Eso suele producir problemas. Ahora, por ejemplo, voy a veces al supermercado. Realmente, me encanta ir al supermercado, porque hay muchas cosas hermosas. Asi que cuando miro todos esos artículos se despierta en mí el deseo y me digo: "Quiero esto, quiero aquello". Y es entonces cuando surge un segundo impulso y me pregunto: "Pero ¿lo necesito realmente?" Habitualmente, la respuesta es negativa. Si uno se deja llevar por el primer deseo, por ese impulso inicial, los bolsillos no tardan en quedar vacíos. No obstante, el otro nivel de deseo, basado en las necesidades esenciales de alimento, vestido y cobijo, es razonable.
A veces, que un deseo sea excesivo, negativo, depende de las circunstancias o de la sociedad en la que se vive. Por ejemplo, si vives en una sociedad próspera, donde necesitas un coche para desenvolverte en tu vida cotidiana, es evidente que no hay nada erróneo en desearlo. Pero si vivieras en un pueblo pobre de la India, donde te las puedes arreglar bastante bien sin coche, desearlo podría ocasionarte problemas, aunque tuvieras dinero para comprarlo. Puede crera un sentimiento de incomodidad entre tus vecinos, etcétera. Si vives en una sociedad más próspera y tienes un coche pero sigues deseando otros más caros, llegarás a tener la misma clase de problemas.


http://youtu.be/6sVK4g5w4J8 Deseo -Pedro Guerra-
http://youtu.be/in_RBxjrFcg Olvidaba decirte -Alejandro Filio- Buscando el Alma

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