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Paz y Ciencia

martes, 25 de septiembre de 2012

Bipolaridad desde lo personal y lo teórico

 
 
"Las teorías nunca coinciden con las personas". Rodrigo Córdoba Sanz

DESDE LA BIPOLARIDADpor Carles Cornejo


LOS ASPECTOS POSITIVOS DE LA BIPOLARIDAD

Después de recorrer un largo camino de más de quince años con una mochila a mis espaldas hoy llamada “bipolaridad”, me ha llegado la hora de sacar a la luz mis conclusiones al respecto.
En un primer momento todo el mundo puede asustarse ante esta enfermedad, por un desconocimiento general de lo que conlleva vivir con este tipo de trastorno. La gente tiende a esconder estos estados por considerarlos vergonzosos o por creer que son mal vistos por un amplio espectro de la sociedad, que incluso puede llevar a la estigmatitación, pero yo he querido hacer “de tripas corazón” y me propongo en este escrito hablar de los aspectos positivos de esta forma de ser , ya que los negativos son obvios.

En primer lugar tengo que decir que la bipolaridad trae consigo una especial sensibilidad, se tiene un espectro afectivo mucho más amplio que la mayoría de la población. Este potencial hace que se pueda sintonizar mejor con un el mundo menos material, un mundo al que, de acuerdo con Ramon Marquès, llamaré “ideático”, donde la persona se ve más expuesta a todo aquello que no se puede experimentar directamente, como las intuiciones y la atracción hacia el desarrollo de la creatividad. En el lenguaje de C.J. Jung diríamos que hay una marcada receptividad a los arquetipos, entendiendo como tales a “los elementos estructurales y primordiales de la psique humana” y, en palabras de Ramon Marquès, podríamos decir que existe una hiperactividad de la “función ideática”; Stanislav Grof hablaría de la “consciencia holotrópica”.

El concepto expuesto con anterioridad podría parecer que cae dentro de la filosofía e incluso del esoterismo, pero mis últimas averiguaciones me han llevado a la conclusión de que existen unas bases biológicas de la personalidad ideática, que en palabras del Dr. Javier Álvarez se llama “hiperia”. La hiperia sería una actividad que parece derivada de la capacidad fisiológica que poseen las neuronas de determinadas áreas cerebrales para funcionar de forma hipersincrónica, es decir, para encenderse en gran número y al unísono La hiperia nos llevaría a una excesividad, que sería la forma de contacto con los ya mencionados arquetipos. Un símil a esta función es cuando sintonizamos las ondas hertzianas con una radio.

Expuestos los anteriores puntos, viene para mi la parte más importante, la de explicar los aspectos positivos de la bipolaridad. Considero que pueden haber aspectos positivos siempre que se sepa sincronizar con lo bueno, lo bello y lo justo. Si este potencial del que se dispone nos lleva a un crecimiento como personas debido a que quedan amplificadas todas las ideas y, si éstas son positivas, es evidente que existe una ventaja con respecto al resto de los mortales, ya que se puede llegar a unos niveles de autorrealización muy elevados y es aquí donde encontramos el aspecto positivo. Pero no debemos olvidar que existe la ley de los opuestos y que cada moneda tiene su reverso; con ello quiero prevenir a los que sintonicen con ideas negativas, pues ello les puede llevar directo a la autodestrucción. Sin embargo, entiendo que son nuestros valores los que deciden a qué lado nos inclinamos.


AL OTRO LADO DEL ESPEJO

- La dopamina en concentraciones elevadas es responsable de las capacidades artísticas, de la fantasía, de lo absurdo, lo extraordinario, es una molécula potenciadora de la locura. Para estimular la dopamina, se debería dejar volar la imaginación y los sentimientos.

- Las fases de manía se caracterizan por un exceso de la dopamina, aparte de otros neurotransmisores.

- Las tradiciones ascéticas ancestrales de todas las religiones han utilizado técnicas muy concretas para elevar las concentraciones de dopamina, técnicas tales como el ayuno, la fijación en un punto luminoso (una vela), la repetición monótona de un mantra, las postraciones, el aislamiento sensorial, la danza, la música, el esfuerzo físico, la meditación , la contemplación, el sexo, las drogas, etc. En todas estas técnicas se intenta el encendido dopaminérgico del celebro, que nos conduce a experiencias fuera de lo normal, en las que las ideas se suceden en cascada y que en el caso de un bipolar, éste no sabe o no puede controlar sin ayuda de medicación.

- En la alerta hipomaniaca, nos damos cuenta de lo que va a suceder, y no podemos dejar arrastrarnos por el arquetipo que más nos llama, pues si se hace con nosotros, para la vuelta a la vigilia normal, seguro que tendremos que pasar por un ingreso. En ese instante de emergencia todo puede parecer maravilloso, y las sincronicidades se suceden, es el momento en que el artista puede hacer sus grandes obras, el poeta crea sus más fantásticos escritos, el místico conecta con la trascendencia, pero no se puede pasar el límite, se ha de saber recurrir en ese momento a los neurolépticos y a las urgencias psiquiátricas.

- Cuando se entra en estado de manía la conciencia humana se abre al mundo de las ideas, es el “ábrete sésamo” al mundo de los arquetipos. Este tipo de conciencia ha sido definido por el psiquiatra Stanislav Grof como conciencia holotrópica, en contraposición a la conciencia hilotrópica del mundo tangible y material. Ramon Marquès diría que es “un exceso ideático”. En la conciencia holótropica o ideática se entra en un mundo donde parece que todo sea posible y que las leyes materiales hayan perdido su validez, no se diferencia bien entre realidad y ficción.

- La consciencia ideática está más cercana a los que sufren enfermedad psíquica, son más receptivos, sintonizan mejor y están más empujados por ella.

- Una de las características que nos hacen pensar que se empieza a entrar en la espiral de la consciencia ideática es cuando se producen sincronicidades como la telepatía. Éstas siempre preceden a la aparición de una crisis psicótica.

- Pero cuando se abre el “molde”, es decir al inundar el inconsciente al consciente, cada persona tiende a sintonizar con lo que le es más similar, por ello puede contactar con patrones terribles o sublimes. Todo depende de los valores adquiridos en la propia evolución personal.

- La medicación neuroléptica es una solución de emergencia, pero sólo tendría que ser utilizada para tapar la herida, luego ésta tiene que ir cicatrizando al permitir una integración del inconsciente y de la consciencia de vigilia. Si tan sólo se decide ir tapando la herida y no hay un trabajo más profundo de realización, el problema siempre volverá a salir y con más intensidad.

- La psiquiatría académica y oficial sólo tiene tiempo para ir conteniendo los síntomas psicóticos, pero no indaga en las profundidades, para resolver problemas de fondo que, a medida que se van integrando y la persona madura, tendrían que minimizarse. El Estado no tiene recursos para dar una psicoterapia pública, y sólo se puede dedicar a contener los síntomas.

- La persona que ha accedido “Al otro lado del espejo” vive una realidad que para ella es verdadera, pero está en discordancia con la conciencia de vigilia por todos compartida, en el otro lado es cuando se manifiestan de una forma intensa y fehaciente las frustraciones y desilusiones de la persona afectada, pues conecta con lo más intimo de si mismo.

- Existen místicos y chamanes de todas las épocas que saben entrar y salir “del otro lado” sin problemas, pero el psicótico se pierde, es como un barco a la deriva hipnotizado por las ideas que le absorben en ese momento, y el lugar donde acaban es en el hospital psiquiátrico.

- Pero si se atraviesa al “otro lado de espejo” ¿qué ocurre? Mi experiencia me dice, que allí hay unas leyes del espacio y del tiempo diferentes a las de la vigilia, se navega a la deriva, pero tu estas convencido de las ideas que te poseen, que no son compatibles con las del resto de los mortales. Se pueden tener experiencias de dejà vu, de precognición, de ráfagas telepáticas, de psicocinesias; la parapsicología “al otro lado del espejo” campa a sus anchas. Pero ese estado sino es bajo control, está en discordia con la sociedad real de la calle. Se ha de volver pasando por un ingreso. Pero yo me pregunto ¿Por qué la psiquiatría académica no va más allá del delirio e intenta descubrir sus leyes? ¿Por qué sólo se intenta borrar la situación y no se comprende lo que el viajero del “otro lado del espejo” nos cuenta? Tal vez en esos delirios esté la llave para que no vuelvan a suceder, pues yo veo en ellos más bien una crisis psicoespiritual que una enfermedad. El encendido dopaminérgico es algo totalmente fisiológico, creo que no es una enfermedad, pero ésta se puede engendrar cuando no se sabe integrar bien todo lo que se “ha visto y vivido al otro lado”. Si no se produce un crecimiento personal, el simple proceso fisiológico puede acabar en una grave patología mental.

- Estamos en un momento muy importante para el mundo de la psiquiatría, ya que los nuevos medicamentos neurolépticos y antiepilépticos te permiten estar con los pies en tierra, pero dejan abierto un pequeño canal a la consciencia ideática, que puede proporcionar grandes creadores, pues la persona no cae en los síntomas parkinsonianos tan nefastos, tan duros, y sin embargo su creatividad puede materializarse. Con un conocimiento profundo de uno mismo y a través de los nuevos medicamentos se puede abrir y cerrar la llave que da paso a lo que hay entre “el cielo y la tierra”, aunque a veces para llegar al cielo se tenga que atravesar el infierno o el purgatorio de una depresión, que es la otra cara de la moneda.

- Siempre se ha sabido sobre la relación entre "genio y locura", si supiésemos encauzar la enorme energía de la manía correctamente, a través de las artes, la filosofía o las ciencias, estoy seguro que la balanza se inclinaría hacia la "genialidad", ya que cuando no se puede encarrilar esta fuerza se forma la tormenta de la psicosis.

- Si la humanidad supiera aprovechar la fuerza creativa de la manía en lugar de estigmatizar a las personas que la padecen, creo que nos veríamos alimentados por gran numero de genialidades, que ya denotan personajes famosos que consiguieron grandes obras, por lo cual propongo que toda empresa tendría que tener trabajando en su plantilla a un bipolar, pues sus estados emocionales y de creatividad seguro que revertirían en la productividad de la empresa, arriesgándose ésta a aceptar los momentos en los que la enfermedad pueda incapacitar temporalmente a la persona.


Urgencia por escribir para conseguir relajarme


Siento la fuerza del “otro lado del espejo”, estoy con acatisia y fumando mucho, pues no puedo canalizar bien toda la energía que me llega, no estoy psicótico, no tengo delirios, pero me desespero pues esa fuerza me arrastra ha hacer algo que no se lo que es.

Esta tarde voy a pintura y luego a ver al Dr. Carles Llusà pero, mientras llega el momento de ir a comer a casa de mis padres, voy dando vueltas por el piso y fumando continuamente. He subido la dosis de Rivotril a (1-1-2), pero lo cortés no quita lo valiente y la solución esta en saber canalizar esta enorme energía en algo tridimensional, así cuando estoy absorbido, desaparece la acatisia y me encuentro más relajado, como pasa en estos momentos que escribo estas líneas. ¡Aquí está la genialidad! en saber reconducir ésta inmensa fuerza en algo práctico que me absorba completamente, sino lo hago, me encuentro mal. No siempre puedo estar organizando cosas de la asociación. Busco desesperadamente ese algo que me absorba y me deje en paz y tranquilo.

Ernest Hemingway superaba esta situación escribiendo. Pero yo no se si tengo dones de escritor, tal vez la poesía es lo que se me da mejor.

Neutralizar la fuerza que viene del “otro lado del espejo” con una actividad que me absorba y que de unos resultados prácticos es mi misión. Siento un empuje ha hacer algo grande por los demás, por ello estoy implicado en diversas asociaciones, pero no puedo estar todo el día dedicado a telefonear y escribir cartas.

Ahora después de escribir éstas líneas, ya me siento mejor, ha desaparecido la compulsión de fumar y mis ideas van tomando sentido. Puede que la idea de organizar una conferencia, de prepararla, haga que se cristalice la fuerza que me invade, que por otro lado no está en fase hipomaniaca, ya que tengo controlado los gastos, y no me siento hiperactivo. Pero esa fuerza está ¡hay!, empujándome a hacer algo, precipitándome a no quedarme parado y a actuar, a crear, en el acto de crear es donde me siento en plena forma, relajado.

El impulso que más me llega a mi consciente es de tipo mesiánico, hacer algo por el resto de la humanidad, pero tendría que sintonizar con otros tipos de arquetipos que también me pueden colmar, uno de ellos es el de la paternidad, que la puedo aplicar específicamente en Guillem, el hijo de Àngels. Tendría que dedicarme a preocuparme más por él. Otro impulso que también me llega con fuerza es el de la relación de pareja. Puede que una tendencia algo olvidada es dedicarme más a mis padres y hermanos. Tengo que encontrar vías de salida, si no el destino es la psicosis, el delirio, por no poder integrar bien los patrones que me llegan de “la otra dimensión”.

Después de comer voy a intentar hacer la siesta y luego ir a pintura.

http://www.asociacionideatica.com/Revista/desde_la_bipolaridad.htm

      

Trastorno bipolar: La enfermedad de los genios

Transitar cíclicamente por depresiones y euforias no implica sólo un problema psicológico, sino también un desbalance neuroquímico. Cerca del 2% de la población es bipolar
 
La Nación Revista
Domingo 21 de Enero de 2007
 
Qué tuvieron en común Edgar Allan Poe, Miguel Angel, Virginia Wolf, Piotr Tchaikovsky, Cary Grant y Vincent Van Gogh? Su talento, es cierto. Sin embargo, cada uno de estos genios sufría una alteración que obraba como disparador de su creatividad, y quizá nunca lo supieron: el trastorno bipolar, más conocido como enfermedad maníaco-depresiva. Se dice que el famoso cuadro de Edvard Munch El grito podría haber estado inspirado en una de las cíclicas crisis del atormentado pintor.
Si se habla de bipolaridad lo más frecuente es pensar en una persona deprimida que no sale de la cama y que, en su etapa maníaca, compra autos de manera compulsiva. Y algo de ello hay, pero esta enfermedad tiene muchos más matices –y no siempre negativos– por descubrir.
Se trata de un problema del sistema nervioso que afecta las sustancias especializadas del cerebro (neurotransmisores) reguladoras del estado de ánimo. Quienes lo sufren pasan alternativamente de la euforia a la depresión, proceso que puede ocurrir en cuestión de horas, días, semanas, meses o años.
¿Cómo se desencadena?, ¿es sólo una deficiencia neuroquímica?, ¿un factor genético?, ¿o tiene que ver con el contexto familiar?
“Es una cadena de acontecimientos –explica el doctor Alejandro Lagomarsino, creador de la Fundación de Bipolares Argentina (Fubipa) y presidente honorario del Capítulo de Psicofarmacología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos–. Hay predisposición genética, pero los genes que predisponen se activan en situaciones de estrés.” En ese punto está de acuerdo el doctor Marcelo Cetkovich-Bakmas, responsable de la Unidad de Trastornos del Animo del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco): “Los factores estresantes, como las pérdidas, afectan la capacidad de autorreparación del cerebro, la lentifican”.
Entre ciclos
“El carácter ciclotímico es una variante normal del humor: todos tenemos días malos y días buenos”, aclara Cetkovich-Bakmas, que es, además, jefe del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Pero las cosas cambian cuando esos ciclos se hacen más marcados. Si una persona tiene etapas de tristeza, se encierra en sí misma, tiene trastornos del apetito y el sueño, seguramente está deprimida. Pero si luego mejora notablemente, se acelera, está contenta, exaltada, quizás irritable, comienza a entusiasmarse por un trabajo o un nuevo amor, y en los casos más graves delira, seguramente está transitando una etapa de euforia.
Hasta hace sólo 20 años se conocía muy poco sobre esta enfermedad. “Pero ahora hemos descubierto que hay muchas más personas de lo que se creía con este problema”, dice Cetkovich-Bakmas. En este sentido, se sabe que afecta a cerca del 2% de la población (y no al 1%, como se suponía), que es más frecuente entre las mujeres y aparece en la adolescencia o en los primeros años de la adultez.
¿Es posible afirmar en la primera consulta que alguien es bipolar? Según los especialistas, no es tan sencillo: puede tardarse hasta 10 años en dar un diagnóstico certero. “A los enfermos bipolares se los confunde con esquizofrénicos, depresivos unipolares, ansiosos... Y se los somete a tratamientos que no ayudan. A veces, los empeoran”, dice Cetkovich-Bakmas.
En su etapa eufórica, las personas difícilmente piden ayuda: no pueden reconocer que algo malo les pasa porque se sienten bien.
Por eso recomiendan la primera entrevista cuando la familia las encuentra deprimidas. “Si se sienten mal, es más fácil ayudarlas”, aclara Lagomarsino.
Hay tres pilares terapéuticos: la medicación, la psicoterapia y la psicoeducación. “Los bipolares sufren un deterioro cognitivo que si no se trata puede ser mayor, ya que la depresión es muy tóxica para el cerebro, así que recomendamos tratarlos lo antes posible”, agrega Cetkovich-Bakmas, al tiempo que señala que la medicación tiene como objetivo, básicamente, mantener bajo control las alteraciones del ánimo. El carbonato de litio se usa hace 50 años y sigue siendo aun hoy el más recetado.
La psicoterapia es otra herramienta esencial. Ayuda a cambiar aspectos de la vida y a mantener el tratamiento. “El problema es que la mayoría de ellos sienten que cuando están estabilizados pierden creatividad. Es que, en su etapa de euforia, experimentan una sensación ‘primaveral’, intensa, que no perciben cuando toman la medicación –explica Lagomarsino–. Pero dejar los remedios puede empeorar las cosas. Hay evidencia de que, si se interrumpe el tratamiento, puede haber una recaída y, luego, al volver a utilizar el litio, el cuerpo ya no responde”.
La psicoeducación es el tercer elemento: permite que la persona esté informada, que sepa lo que le va a ocurrir. “Son métodos que ayudan al paciente a convertirse en actor de su propio tratamiento”, piensa Cetkovich-Bakmas. Por eso los grupos de autoayuda son útiles para pacientes y familiares. Son organizaciones de ayuda mutua, gratuitas, coordinadas por un enfermo recuperado o un pariente. “Nadie va a entender mejor que ellos mismos lo que les está ocurriendo –reflexiona Lagomarsino–. Es alguien que pasó por lo mismo y pudo superarlo. Se lo dice un par, no un médico que lo señala con el dedo.”
Por Paula Halperin paulahalperin@lanacion.com. ar
Para saber más:
# Fundación de bipolares argentina: www.fubipa.org.ar
# Fundación mundo bipolar : www.mundobipolar.org
# Instituto nacional de psicopatologia: www.inapsi.com.ar

Una luz en el infierno
"… el trastorno bipolar es una condición humana fascinante y la vez trágica... Mientras la mayoría de los pacientes bipolares psicóticos no son líderes ni creadores, constituyen el reservorio de los genes que, en una forma diluida, podrían ser las semillas de la genialidad” (Hagop S. Akiskal en: Akiskal, Cetkovich-Bakmas, García Bonetto, Strejilevich y Vázquez: Trastornos bipolares. Conceptos clínicos, neurobiológicos y terapéuticos. Panamericana, Buenos Aires, 2006). Gente exitosa, políticos, artistas reconocidos, músicos, actores... Hay una característica particular que suele ser bastante común entre los bipolares: “Es reconocido que estas personas son más creativas y capaces”, afirma Lagomarsino.
Eduardo Greco, psicoanalista, dice en su libro La bipolaridad como don: “Al perderse los bordes, las restricciones y hasta las inhibiciones, el maníaco hace crecer la fuerza de todas sus funciones, rendimientos y actividades.” Se dice que Schumann llegó a escribir alrededor de 40 sinfonías en un año. Según Eduardo Greco, la oscilación emocional va acompañada de una serie de talentos que, al no ser desarrollados, se convierten en afección.

Los síntomas

Etapa maníaca: euforia con excesivo optimismo, alegría y vitalidad. Marcada disminución del sueño. Aumento del interés sexual, a veces con conductas inapropiadas. Alto nivel de energía y actividad, locuacidad excesiva. Extrema irritabilidad, inquietud, agresividad. Desmesurada valoración de sí mismo (grandiosidad). Cambios emocionales rápidos e imprevisibles. Conductas riesgosas sin tener en cuenta las consecuencias. Gastos excesivos.
Etapa depresiva: sentimientos exagerados o inapropiados, de tristeza, desesperanza, ansiedad, desgano y/o pesimismo. Pérdida de energía y motivación. Apetito disminuido o exagerado. Sueño disminuido o exagerado. Pérdida de interés o placer en las actividades usuales. Perturbaciones en la concentración y la memoria. Ideas recurrentes de muerte, de suicidio.
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/revista/nota.asp?nota_id=875748http://weblog.maimonides.edu/gerontologia2007/2007/01/trastorno_bipolar_la_enfermeda.html

Recomiendo leer los documentos de los doctores Vieta y Colom. Tienen trabajos técnicos, divugativos y también de autoayuda, o, mejor dicho, de manejo y control de la tempestad bipolar. También recomiendo, desde una pespectiva psicoanalítica el fundamental trabajo de Melanie Klein "La Psicosis Maníaco-Depresiva" y desde la Psicología Transpersonal, las obras de Eduardo Grecco. Rodrigo Córdoba Sanz


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