PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

viernes, 14 de mayo de 2010

Alteración de la identidad

El enfocar la realidad no es tarea tan difícil. En los consultorios podemos ver trastornos del pensamiento con relativa frecuencia, desde estructuras confusionales, déficit estructurales y problemas a la hora de controlar los impulsos. Generalmente los criterios del DSM-IV sirven para diagnosticar a un individuo y suelen tener esa única utilidad "etiquetar", cuando la primera labor del terapeuta es desmontar esa mitología entorno al diagnóstico para que la persona no homologue diagnóstico con identidad.
Sin embargo se puede hacer un buen uso teórico del DSM, se trata de la interrelación que existe entre los criterios de los trastornos, por ejemplo Dolores Mosquera apunta unas interesantes observaciones acerca de la reciprocidad multivariable entre varios criterios diagnósticos, por ejemplo el de la autoimagen inestable, o dicho en palabras de Erikson, difusión de la identidad tiene relación con otros criterios, por ejemplo
Alteración de la identidad:auto-imagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable
Es frecuente que las personas con Trastorno Límite de la Personalidad refieran no saber cómo son, qué les gusta ni lo que quieren hacer. Algunos dicen que se aburren con facilidad y que siempre están buscando algo que hacer. Otros, describen una sensación de vacío “que no son capaces de llenar con nada” (criterio 7), lo que les puede llevar a embarcarse en un montón de proyectos y objetivos difíciles de alcanzar y en los que pueden encontrar múltiples dificultades a la hora de priorizar y organizarse. Muchos dicen no encontrar una identidad propia.
En la descripción del criterio 2 (patrón de relaciones interpersonales inestables) mencionaba que es frecuente que las personas con este diagnóstico se sientan farsantes y que adopten una fachada de aparente normalidad. Es frecuente que intenten agradar (especialmente a los desconocidos), a “crear máscaras” y que actúen en función de lo que creen que se espera de ellos. También es frecuente que dibujen máscaras, que se representen como payasos.
Helen Deutsch describió a un grupo de pacientes, a los que denominó personalidades como si, que tendían a adoptar las características de los demás para “retener su amor”. Según esta autora los pacientes no disponían de un yo propio bien definido y por eso recurrían a esta compleja manera de “conservar a los demás en ellos”. Robert Knight describió a un grupo de pacientes que en condiciones favorables podían parecer superficialmente adaptados.
Según Sanjuan, Moltó y Rivero, algunos de los síntomas de los TLP se asemejan a los que sufren los pacientes con trastorno por estrés postraumático. En este sentido se entenderían las alteraciones de la identidad como fenómenos disociativos (1). Bajo mi punto de vista, esto reflejaría la interrelación que se puede observar en algunos casos entre los criterios 4 (impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mimo), 6 (inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo) y 9 (ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves). Un paciente que ha sufrido abusos, por ejemplo, puede reaccionar de manera impulsiva frente a estímulos que le recuerden o hagan revivir el trauma. Esto se traduciría en una notable reactividad, un
cambio del estado de ánimo y en algunos casos, especialmente cuando se trata de abusos severos y prolongados, en la manifestación de reacciones disociativas o de una extrema suspicacia.
Bajo mi punto de vista este criterio, al igual que los dos anteriores, está relacionado con los problemas de apego, la falta de referentes estables y la tendencia a medir su valía en función de lo que opinan los demás. Además de esto, considero que en muchos casos, la alteración de la identidad está relacionada con síntomas disociativos. Esto último explicaría muchas de las reacciones aparentemente impredecibles y “sin conexión” que se pueden observar en muchas de las personas con TLP.

No hay comentarios: