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Paz y Ciencia

martes, 7 de diciembre de 2021

Apego Sano para Niños

 




La conciencia sobre las necesidades emocionales de los niños y las niñas es algo relativamente novedoso o reciente. No fue hasta mediados del siglo XX, con la declaración de los derechos a la infancia, cuando se reconocío la necesidad de los buenos tratos a la infancia para su adecuado desarrollo.

Si echamos la vista atrás, en concreto a la Edad Media, vemos que la educación estaba orientada desde un aspecto práctico y el aprendizaje se dirigía a que se adaptasen a convivir en el mundo de los adultos y punto, pues las necesidades emocionales de los niños y niñas daban igual.

De hecho, un dato curioso es que si vemos los cuadros de la Edad Media los niños en realidad son representados como adultos en miniatura, un signo, por cierto que, según los entendidos, revelaba la escasa importancia que se les daba.

En el siglo XVII pensadores como Locke y Rousseau comienzan a poner la mirada en cómo es el desarrollo de los niños dentro de sus teorías filosóficas, de tal modo que logran hacer un giro y contemplar a los niños como seres inocentes con su propias necesidades metas diferenciadas de los adultos.

En contraposición a esta concepción de la Ilustración, de la infancia como seres inocentes, que era predominantemente burguesa, los niños de la clase obrera eran explotados en las fábricas surante la etapa de la Revolución Industrial. Este contraste entre clases despierta a los movimientos proteccionistas hacia la infancia y empieza a hacerse hincapié en la importancia de la educación.

Pero no es hasta el siglo XIX con la entrada de Piaget cuando se empiezan a estudiar verdaderamente las necesidades de los más pequeños y cómo es su desarrollo. Precisamente en esta época Bowlby desarrolla la teoría del apego, en la cual se enmarca el experimento de los que vamos a hablar hoy: los monos de Harlow.

El vínculo con el cuidador

El apego es el vínculo que establece el niño con su cuidador principal que le va a permitir poder aprender cómo funciona el mundo. Durante los dos primeros años, en función de la relación que establece el niño con el cuidador, éste va ir entendiendo las reglas del juego. Si durante ese tiempo se siente cuidado y tiene espacio para explorar su medio, poco a poco entenderá que el mundo es un lugar seguro en el que crecer y al haber sentido cariño y protección tendrá una imagen de sí mismo y de los demás positiva. Sin embargo, si lo que ha vivido es hostilidad tendrá una autoestima baja y miedo.

Es importante señalar que el cuidador principal puede ser cualquier persona, no sólo la madre. Así, el hecho de que sea una familia adoptante o un abuelo no determina la calidad de la relación. Lo que va a ser más relevante es el momento en el que se dé esa relación y la sensibilidad del cuidador hacia el menor para detectar sus necesidades.

Y ahora vayamos con el experimento. Harlow llevó la teoría de Bowlby al laboratorio de una forma bastante cruel pero muy efectiva. Para ello separó a varios monos Rhesus de sus madres recién nacidos y a otros monos también los separó de sus madres, pero tras haber pasado un tiempo con ellas.

En el laboratorio les dejaban estar con un muñeco de alambre que les daba de comer y otro de felpa, que resultaba más agradable. Observaron que los monos que habían pasado un tiempo con su madre tendían a estar con el muñeco de felpa buscando refugio y cariño, y, que cuando sentían peligro acudían a éste en busca de protección. El muñeco que les daba la comida les era indiferente. Algo que, según los investigadores, evidenciaba la importancia del cariño para el desarrollo.


Pero el experimento no acababa ahí pues a otros monos con menos suerte les criaban sin una madre y tampoco con el muñeco de felpa. Sólo les daban de comer. Así, lo que se observó durante la investigación fue que estos últimos monos desarrollaban conductas desadaptativas, por ejemplo, cuando se encontraban en una situación de peligro corrían despavoridos sin saber qué hacer.


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