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Paz y Ciencia

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Winnicott

 



En el presente trabajo pretendo reflexionar acerca de los aportes winnicottianos a la interpretación como herramienta teórico-técnica, comparando la concepción de dicho autor con las que se desprenden de la obra de Melanie Klein y Sigmund Freud.
Lo primero que se observa al adentrarse en el tema es que para Winnicott lo central en una interpretación va mucho más allá de la certeza o "puntería" de la misma. Lo inteligente o "acertado" pasa a constituir un factor no siempre primario.
A diferencia del estilo kleiniano en el que es el analista quien interpreta de forma casi permanente las fantasías transferenciales inconscientes del analizado, en Winnicott nos encontramos con una enfática exhortación a permitir que sea el paciente quien cree la interpretación. La mencionada convicción lo lleva a afirmar que las interpretaciones producidas sin que el material disponga de la madurez suficiente producen adoctrinamiento y acatamiento. Ruega a los analistas que no roben la capacidad de jugar de sus pacientes, lo que a menudo sucede cuando estos intentan demostrar que saben demasiado. Propone incluso el no transmitir al paciente las interpretaciones que a uno se le van ocurriendo en el transcurso de la sesión a la espera de que sea éste quien, más tarde, llegue a ellas por sí mismo. A diferencia de la anterior modalidad, en Klein nos encontramos a una analista que brinda al paciente una interpretación tras otra, pareciendo recaer la importancia en que las mismas describan de forma certera sus fantasías y funcionamiento psíquico, interpretaciones que desde la perspectiva winnicottiana podrían pensarse como "adoctrinantes".
Otro factor a tener en cuenta en la concepción del autor inglés acerca de la interpretación es la de la zona en la que la misma se realiza. Para Winnicott la resistencia aparecería cuando la interpretación se efectúa fuera de la superposición de espacios transicionales, lugar en el que analista y paciente juegan juntos. En la misma línea sostiene que "cuando aquel carece de capacidad para jugar, la interpretación es inútil o provoca confusión" (1).
En lo que respecta al momento en el cual la interpretación debe ser formulada Winnicott profundiza en la línea de aquel viejo consejo freudiano de 1913 que instaba a realizar la interpretación cuando el paciente se encontrara a un paso de llegar a ella. La interpretación no es dada sino asistida, estimulada.

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