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Paz y Ciencia

domingo, 26 de diciembre de 2021

Alicia en el País de las Maravillas

 


En incontables ocasiones se ha destacado el talento matemático del reverendo Charles Lutwidge Dodgson, mejor conocido como Lewis Carroll, autor de dos obras fundamentales de la literatura que han repercutido de manera directa en la cultura (música, cine, teatro) de los siglos XIX y XX: “Alicia en el País de las Maravillas” y “Al otro lado del espejo y lo que Alicia encontró allí”. Reiteradamente se ha hablado de los juegos lógicos inventados por el propio Carroll para educar mejor a los estudiantes de su tiempo —o, más bien, a las estudiantes, ya que sentía una fuerte aversión por el género masculino—, proporcionándoles “una ocupación intelectual que absorberá su interés y que será una efectiva utilidad en cualquier tema del que puedan ocuparse”. Sin embargo, la formación clásica de Charles Dodgson, plasmada ingeniosamente en cada una de las aventuras protagonizadas por su curiosa Alicia, trasciende el ámbito lógico-matemático e incluye algunas otras formas del saber en las que vale la pena sumergirse. Una de ellas, por cierto, es la filosofía.

En “La filosofía de Alicia en el País de las Maravillas”, obra colectiva coordinada por Richard Brian Davis, un grupo de profesores estadounidenses logra rastrear y explicar un puñado de conceptos y temas filosóficos empleados por Lewis Carroll a lo largo de su obra narrativa, a veces de manera explícita, a veces de manera velada. Con un lenguaje claro y sencillo, pródigo en referencias pop y repleto de ejemplos cercanos a los adolescentes de la actualidad, cada uno de los especialistas reunidos en esta interesante antología va extrayendo del universo carrolliano aquello que puede servirle para abordar tal o cual problema esencial de la filosofía política o la metafísica, de la ética o la teoría del conocimiento. Los envíos a la obra del autor inglés y a su contexto histórico son constantes y funcionan, a la vez, como detonantes de la reflexión y como material didáctico. La compilación de Davis es, pues, una prueba fehaciente de que literatura y filosofía van siempre de la mano.

A modo de muestra, cabe resaltar los artículos de Mark D. White, Dennis Knepp y Scott F. Parker. En el primero, el profesor White intenta responder a la siguiente pregunta: ¿cómo es que una serie de eventos, ninguno de ellos especialmente placentero, se juntan para formar una experiencia que más adelante se recordará como maravillosa, y que se anticipó como estimulante? Y para hacerlo recurre, primero, a un pasaje de “Al otro lado del espejo” en donde la Reina Blanca le ofrece a Alicia un trabajo como doncella, con un sueldo de dos peniques a la semana y una ración de mermelada cada dos días —el día de ayer y el día de mañana, pero nunca el día de hoy— y, segundo, a la teoría de la “unidad orgánica” del filósofo G. E. Moore. Resultan sumamente interesantes las consecuencias filosóficas que el autor extrae del concepto “mermelada ayer, mermelada mañana” y que culminan en el problema de la procrastinación en tanto “postergación en la que uno deja para demasiado tarde o de manera indefinida lo que debería haber hecho antes, según sus objetivos e información”.

En el segundo artículo, el profesor Knepp se apoya en aquella famosa escena en donde Alicia, luego de escapar del País de las Maravillas, es juzgada por atacar la corte del Rey de Corazones, para explicar las características esenciales del Contrato Social. Utilizando como telón de fondo la ética socrática, las ideas de John Locke sobre el gobierno civil y algunos pasajes del “Leviatán” de Thomas Hobbes, Knepp termina desglosando una serie de conceptos que le permiten asegurar que la Reina de Corazones, siempre violenta e intimidante, logra encarnar perfectamente aquella dicotomía entre libertad natural y supervivencia social al constituirse como un ser supremo y despiadado, capaz de aterrorizar a sus gobernados —siempre bajo amenaza de ser decapitados— con tal de mantener la armonía interna de su pueblo.

Finalmente, en el tercer artículo el profesor Parker aborda el mito cultural de la realidad distorsionada, representado por la asociación entre las drogas, especialmente los alucinógenos, y las narraciones de Carroll. Así, el viaje de Alicia al País de las Maravillas y su regreso a la normalidad puede ser visto como una alegoría del viaje producido por las sustancias alucinógenas en el que todo se presenta con una cara distinta. Sin embargo, esté donde esté, la experiencia que Alicia tiene de la realidad siempre es la misma, pues no se sabe dormida ni alterada, lo cual, según Parker, nos llevaría al problema filosófico de la percepción, cuyo argumento principal sería el siguiente: “la distinción entre una experiencia normal y una distorsionada es demasiado exagerada, si no es que engañosa, en la medida en que lo normal nos sugiere qué es lo real. Lo que significa una experiencia normal no es experimentar las cosas tal y como son, sino experimentarlas como normalmente lo hacemos.” De esta manera, las aventuras de Alicia nos demuestran que la realidad es cambiante y que nuestras experiencias y percepciones siempre se encuentran afectadas por nuestros estados de ánimo, de salud, y por las circunstancias que nos rodean.

Esto es sólo una pequeña muestra de todo lo que el lector podrá encontrar en esta ilustrativa colección de artículos que, apoyándose en una de las obras maestras de la literatura universal, nos aproximan a los tópicos más importantes de la filosofía occidental. Al igual que Alicia, ya le tocará al lector caer en la madriguera del conejo parlanchín o atravesar el espejo en busca de profundas reflexiones sobre el ser, el saber y el estar.

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