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Paz y Ciencia

viernes, 13 de marzo de 2015

La interpretación existencial de los sueños



LA INTERPRETACIÓN ANALÍTICO-EXISTENCIAL DE LOS SUEÑOS
En los sueños -productos auténticos de inconsciente- no sólo intervienen elementos del inconsciente impulsivo, sino también del inconsciente espiritual.
El sueño viene a dar expresión a la voz de aviso de la propia conciencia. En el análisis de los sueños se requiere objetividad y sinceridad de parte del analizado. De parte del investigador, una imparcialidad incondicional que no le haga cerrar los ojos en lo que se refiere a los hechos de la espiritualidad inconsciente.
Hay sueños en los que existe una advertencia al durmiente. En otros, figura un reproche o en ocasiones un rechazo por algo... Sin embargo, siempre proceden de la conciencia, esto es, de lo más íntimo del inconsciente espiritual.
Lo religioso se encubre a veces pudorosamente. Sería un error confundir tal pudor con un inhibición neurótica. El pudor desempeña en el amor una marcada función protectora. Su tarea consiste en impedir que, algo que es objeto absoluto, llegue a convertirse en objeto de espectadores. De esta manera, se puede decir que el amor tiene “aversión” a ser observado. Por esta razón huye de toda publicidad, ya que por ésta el hombre teme que algo sagrado en él sea profanado. En otras palabras, por la contemplación extraña o propia, el amor se desyoifica y se elloifica.
La religiosidad implica -por lo menos en la misma medida que el amor- una verdadera intimidad. Es íntima al hombre en un doble sentido: está “en lo más hondo” de él; y como el amor, se halla también bajo la protección del pudor. Aun la religiosidad auténtica se esconde de toda publicidad para seguir siendo auténtica. Se oculta para no traicionarse a sí misma.
Los pacientes suelen tener miedo de “traicionar” su experiencia religiosa “íntima” de dos maneras. Tanto en el sentido de divulgarla, como en el de hacerle traición. Esto último lo temen en cuanto que no quieren que su experiencia íntima caiga en manos de alguien que posiblemente sea incapaz de concebirla en su propio ser, de comprenderla como algo propio de la persona. Temen que vean en esa experiencia algo impropio; v.gr. que el terapeuta vea su experiencia como una sublimación o ponerla al descubierto como algo no personal; algo que no pertenece a la esencia del yo, sino a la del ello.
Los pacientes se encuentran dispuestos a comentar, por ejemplo, su vida sexual más íntima, descendiendo incluso a detalles. No obstante, esos pacientes empiezan a sentirse cohibidos en cuanto se toca su vida religiosa íntima. Su camino religioso parece estar fuera de toda discusión. Quizá el no respeto a este punto sea un aspecto que favorezca la represión de la religiosidad, de su ocultamiento psicológico del yo consciente.

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