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Paz y Ciencia

lunes, 26 de agosto de 2013

Winnicott y el tipo de llanto

1. El llanto puede servirle al bebé, en ocasiones, simplemente para fortalecer los pulmones. Llorar es una de las pocas cosas que el niño sabe y puede hacer sin ayuda. Se ensancha la caja torácica y ese llanto le permite sentir su voz, sus piernas y sus brazos se mueven... Se trata de un llanto que es puro placer. Yo pondría esta interpretación en cuarentena porque el llanto tiene, a mi entender, un sentido evolutivo de adaptación al medio. Si lloras, sobrevives. Siglos de evolución lo demuestran.
2. Hay otro estilo de llanto más desesperado que aparece cuando el bebé intenta transmitir una señal de peligro. El niño llora porque algo le duele; ese llanto suele ser más agudo y penetrante. Las mamás acaban difereciándolo del anterior.
3. Otras veces, más que llorar, el bebé chilla. Hay algo agudo en ese llanto que, como una sirena, hay a su paso un enfermo en la ambulancia.
4. El bebé puede llorar de hambre. El hambre es un dolor que los adultos hemos olvidado, porque casi nunca tenemos tanta hambre como que llegue a dolernos.
5. Según Winnicott, la rabia es otra de las buenas razones para llorar. A veces llora de ira, de frustración, de furia. Cuando las cosas no salen como él espera, grita, se pone colirado, patalea. Su majestad el bebé, al decir de Sigmund Freud.

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