Resulta paradójico que, mientras existe en la intervención psiquiátrica, una labor de equipo en el seno de los equipos de médicos y enfermería, los enfermos andan por el pabellón de ingresos en solitario. Solo con la capacidad innata gregaria de compartir con el otro.
El "loco" no tiene razón, así pues, todo lo que diga será puesto en duda. Es por ello que necesitará, como si de un niño o niña se tratara, una persona que se responsabilice por él.
Culpar a la sociedad de los problemas del "establishment" psiquiátrico y sus "enfermedades", este último concepto, cuestionado desde lo médico hasta lo filosófico, sería abusivo.
Más que considerar al psiquiatra al servicio de una sociedad represora, que con el aislamiento del enfermo buscara el olvido del problema, sería más exacto valorar los hechos a la inversa. La sociedad era víctima del psiquiatra en el sentido de que este era incapaz de actuar sobre el trastorno, y por su falta de comprensión de los mecanismos productores de los cuadros clínicos y por su incapacidad terapéutica frente a ellos no disponía de otra solución que mantener a los pacientes indefinidamente en un ambiente que se procuraba que fuera el mejor posible. La actitud nihilista y poco esperanzadora de la mayoría de los psiquiatras de la época era producto de su falta absoluta de recursos.
Téngase en cuenta que desde hace pocas décadas la psiquiatría ha contado con tratamientos relstivamente eficaces, pero la renovación de los recursos asistenciales no se ha realizado con la celeridad que requería el continuo aluvión de nuevas terapéuticas
http://www.youtube.com/wqatch?v=8Z-2HC1YGKo&feature=youtube_gdata_player Estrés, ansiedad y depresión por las nuevas tecnologías: DEBATE
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