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Paz y Ciencia

martes, 7 de febrero de 2012

La Fragilidad Psíquica

"Algunos delirios en su persistencia,
pueden, con el tiempo,
transformarse en proyectos sociales."


Existen personas que responden de una manera angustiosa y/o depresiva ante los acontencimientos vitales estresantes. Algunas de estas personas no aceptan o tienen miedo de acudir a un psicólogo, son personas temerosas, evitadoras, aprensivas, delicadas, etc. Estas personas lo pasan muy mal en su vida, sufren una intensa ansiedad flotante y/o un fondo melancólico que les complica vivir con alegría y bienestar. A menudo estas personas, que tienen también, como no, un gran potencial de salud, buscan propuestas, salidas, para entretenerse y "distraer la mente". Estas personas, en jerga de Freud tienen un yo débil y necesitan extraer y limpiar la "chimenea", como decía la paciente Anna O. (Bertha Pappenheim), quien acabó siendo una pionera del trabajo social en la época de Freud.
Les voy a comentar un caso:
Una mujer con esquizofrenia cuya madre no quiere acudir al psiquiatra porque "sale peor que entra", no tolera lo que le dice el profesional. Yo atendí durante un tiempo a la mujer y era una persona huidiza, esquiva, temerosa, frágil, llena de miedos y que le resultaba más cómodo el bálsamo efímero de la autoayuda que explorar a fondo sus problemas, requería pautas concretas de conducta antes que la reflexión, el saber le hacía daño, simplemente no quería saber. Lo que pude detectar con nitidez es que ella proyectaba su angustia en su hija y esto descompensaba a menudo a la hija y se convertía en una espiral parecida a la serpiente de ouroboros. En todo caso, si alguien no acepta estar enfermo por narcisismo, como era el caso, por miedo, como era el caso y porque además la paciente había estudiado psicología y trabajaba en una Asociación, la cosa se pone más complicada. El padre médico aportaba el lado más racional, incluso extremadamente frío y esto probablemente había generado un medio ambiente poco sostenible para la hija. En todo caso la madre y yo nos despedimos afectuosamente y llegamos a un acuerdo de trabajo a demanda (modelo psicoanalítico winnicottiano que solo utilizo en pocos casos). Hay que entender que el Paciente Designado era la hija pero que sin lugar a duda existía una locura familiar de la que los padres no querían ni saber ni aceptar. Algo bastante común y que cuesta mucho trabajo de revertir esa perspectiva.

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