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Paz y Ciencia

domingo, 12 de febrero de 2012

El amor como factor de resiliencia

El amor, es decir tener una relación sentimental sana, puede catalizar los esfuerzos de sanación de la persona. El hecho de sentirse validada, comrpendida, escuchada, querida, entendida, abre una dimensión nueva a la existencia de la persona. Además de significar un nuevo sentido a la existencia y proyecto vital.
No siempre la persona que acompaña puede entender las "peculiaridades" de la persona y en ese caso se producen ciertos malos entendidos. Pero en cierto sentido es buena cosa que la relación transcurra en los cauces de la normalidad y no condicionado por la patología. Esto proporciona salud y equilibrio a la persona que tiene problemas.
El amor transforma en gran medida a las personas, las cambia en muchos casos, les da ilusión, alegría y un motivo para vivir. Creo que esto no es poco.
Existe un peligro, la dependencia emocional, que consiste en ir encandenando una relación con otra por la miedo a la soledad, por un vacío afectivo, por carencias o fallas narcisistas o problemas de apego temprano.
En cualquier caso el amor "sano" es un motor de salud pero como siempre advierto para que eso aparezca de foprma natural y saludable no cabe la desesperación ni la búsqueda necesitada sino el equilibrio y el bienestar con una calidad de vida suficiente y autónoma. El amor puede mejorar la situación.
Un paciente muy inteligente, agudo y perspicaz, tras tiempo de tratamiento encontró a una persona de la que se enamoró, él ya había mejorado notablemente y la relación de pareja, aun con sus dudas (obsesivas) iniciales transcurre proporcionándole un equilibrio que ha ctalizado el tratamiento de manera considerable. El amor es una fuente inagotable para potenciar los recursos personales.

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