PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

martes, 13 de abril de 2010

Psicoanálisis Vincular



En el psicoanálisis vincular tratamos de entender las perspectivas de una familia, su modo de relacionarse entre sí, su modo de concebir la relación con el medio, las leyes internas, los códigos, las pautas comunicacionales, las fantasías compartidas que impulsan el modelo de familia.
Cuando en la familia hay un hijo o hija con problemas debemos entender cómo se inscribe este paciente designado, las más de las veces, en el seno de la familia. La forma en que forma parte del imaginario de la familia, el papel que representa, los sentimientos dirigidos hacia el paciente y viceversa. Se trata de dar luz a través del interrogante: ¿Qué me quieren contar? (sic). Se trata que la familia explique su modelo de convivencia, sus modos de interaccionar con el paciente designado, el significado atribuido a esos síntomas, el papel de los hermanos en relación con el paciente designado y el modo en que lo viven los padres, como lo construyen, como lo imaginan, como lo desean. Tiempos que constituyen el ensamblaje de la familia. Lugar donde los padres instituyen una Ley y unos sistemas de relación con el mundo. El develar estos sistemas y pautas da luz al valor del síntoma en el P.I.
Por esto es importante tener entrevistas con los padres cuando hablamos de un paciente que no se sostiene ni afectivamente ni socialmente por sí mismo. Cuando tampoco existe un sustento económico autónomo. Siempre es interesante, no obstante, una entrevista vincular para observar y registrar pautas relacionales y averiguar el papel que ocupa ese chico o chica en la familia.
Ahora les copio un fragmento de Rodolgo Moguillansky sobre teorizaciones anteriores sobre la relación padres e hijos. El trabajo completo se titula "Intervenciones en la Clínica Vincular", su link: http://www.intersubjetividad.com.ar/website/articulo.asp?id=211&idd=4

Me resultan evocativos para comprender lo que ocurre en esta clínica algunos trabajos clásicos como los de Lidz, Wynne, Laing, etc.

Recordemos por ejemplo que Lidz (1957) planteaba sobre como se transmitía y se instituía la irracionalidad que “la delimitación que hacen los padres del medio y su percepción de los hechos destinada a satisfacer sus necesidades, traen como resultado una atmósfera familiar enrarecida a la que los niños deben adecuarse para satisfacer esa necesidad dominante, o bien sentirse rechazados. A menudo los niños tienen que renunciar por completo a sus propias necesidades para apoyar las defensas del progenitor que necesitan. Viven en una suerte de lecho de Procusto en el que los hechos se distorsionan para adecuarlos al molde. El mundo que el niño debería llegar a percibir o sentir queda negado. Sus conceptualizaciones del medio no sirven para proporcionar comprensión y dominio de los hechos, los sentimientos o las personas, ni están de acuerdo con lo que experimentan los miembros de otras familias. Los hechos se alteran de continuo para adecuarlos a necesidades que están emocionalmente determinadas. La aceptación de experiencias mutuamente contradictorias exige un pensamiento paralógico; el medio los adiestra en la irracionalidad”.

En esa línea, para explicar estos fenómenos, también valoro lo dicho por Lyman Wynne (1957) cuando afirmaba que “en la pseudomutualidad la participación emocional apunta más a mantener el sentido del cumplimiento de las expectativas recíprocas que a percibir acertadamente las expectativas cambiantes... La pseudomutualidad implica un dilema característico: la divergencia se percibe como un factor de desquiciamiento de la relación, por lo cual es necesaria evitarla pero, si se la evita, la relación no puede crecer. Dice más adelante en este mismo artículo que “dentro de las familias que más tarde desarrollan episodios esquizofrénicos agudos, las relaciones que se reconocen abiertamente como aceptables exhiben una cualidad de pseudo-mutualidad intensa y perdurable”.

También me resulta ilustrativo para comprender esta clínica lo escrito por Laing (1964) con su memorable libro “Locura, cordura y familia”, en donde investigó la inteligibilidad de la esquizofrenia en el contexto de las relaciones familiares, y la nueva vuelta con su idea sobre la "mistificación" (1965), reelaborando la noción de Karl Marx.

Resaltaría que todos estos modelos, aluden a la creación de la imposibilidad de concebir la ajenidad en el seno de la familia.


No hay comentarios: