PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

sábado, 17 de abril de 2010

Carácter Obsesivo a través de los ojos de un artista

El carácter y el erotismo anal [1908]
http://www.elortiba.org/freud10.html

Sigmund Freud
Las personas que me propongo describir atraen nuestra atención por presentar regularmente asociadas tres cualidades: son ordenados, económicos y tenaces. Cada una de estas palabras sintetiza, en realidad, un pequeño grupo de rasgos característicos afines. La cualidad de «ordenado» comprende tanto la pulcritud individual como la escrupulosidad en el cumplimiento de deberes corrientes y la garantía personal; lo contrario de «ordenado» sería, en este sentido, descuidado o desordenado. La economía puede aparecer intensificada hasta la avaricia, y la tenacidad convertirse en obstinación, enlazándose a ella fácilmente una tendencia a la cólera e inclinaciones vengativas. Las dos últimas condiciones mencionadas, la economía y la tenacidad, aparecen más estrechamente enlazadas entre sí que con la primera. Son también la parte más constante del complejo total. De todos modos me parece indudable que las tres se enlazan de algún modo entre sí.

[...] De todos modos, podemos establecer para la constitución definitiva del carácter, producto de los instintos parciales, la siguiente fórmula: los rasgos permanentes del carácter son continuaciones invariadas de los instintos primitivos, sublimaciones de los mismos o reacciones contra ellos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------

Quizá resulte curioso el trabajo que me propongo a realizar, un paciente me prestó un libro de Roberto Iniesta, cantante de Extremoduro titulado "El viaje íntimo de la locura".

En dicho libro Don Severino, el protagonista pasa por ser un notario dedicado exclusivamente a los deberes de su despacho y al estudio, queriendo emular a su padre, como un mandato divino consiguiendo todo lo que aquél un día fue.
No tiene distracciones, y Roberto Iniesta lo describe como tenaz, "categóricamente cumplidor, sin dobleces y trabajador como el que más. Ni siquiera cogía vacaciones. Estaba tan apegado a su trabajo que se diría que lo necesitaba, y es posible que así fuera".
Es la descripción de una neurosis obsesiva, una persona aferrada a la disciplina, el orden escrupuloso y meticuloso, a aquella persona que deja de lado las diversiones para centrarse en el trabajo y el estudio, recluida, sin contacto social excepto el de sus clientes y compañeros.
Un día Don Severino llega tarde a su trabajo e Iniesta escribe: "Esto, que para cualquiera sería una anécdota, pero que para don Severino era una catástrofe sin precedentes, fue lo único que alteró el suave discurrir de aquel lunes que, por lo demás, no se distinguiría en nada de cualquier otro lunes o martes de otra semana o de cualquier otro mes". Por un fallo eléctrico el despertador no suena y llega un poco tarde al trabajo, ruborizado y con culpa. Iniesta añade que su vida era "como una costra dura y antigua".
En la novela la casa de Don Severino, que primero leo no es demasiado grande y después que es grande, comienza a volar y depositarlo en diferentes lugares, final y gradualmente se instala en la selva, donde encuentra el amor con los gorilas y finalmente con una antropóloga que le descubre masturbándose en un árbol. Como anécdota decir que si en google buscas una célebre canción de este cantautor y pones: "extremoduro, me levante hasta los huevos de vivir" aparecen 5770 entradas.
Pues bien lo fascinante de todo esto es poder descubrir en la la lectura de este libro que hay del imaginario de Extremoduro (Robe). Popular también por cantar con Fito de Fito y los Fitipaldis.
Claro que para eso hay que conocer las letras del grupo y conectarlo con el libro publicado.
Como primera aproximación, es un recorrido de la libertad psíquica, este señor por lo visto escribe mucho sobre la inmunda sociedad en la que estamos inscritos (según sus palabras).
Él ha sido y se declara toxicómano y ha publicado este libro que resulta muy curioso. Una persona de gran corazón me lo dejó por algo pero eso es harina de otro costal.
Podemos decir que don Severino padece de una neurosis obsesiva y que va realizando un movimiento de regresión hacia momentos evolutivos más arcaicos, identificándose en el texto la libertad con lo primario y lo salvaje. Cuestiones que aparecen en sus letras. Tal vez sea eso, ese desbarajuste instintivo lo que se encuentra Roberto Iniesta cuando sus recursos defensivos y sus fetiches desaparecen. Habría que preguntárselo. Cito el Prólogo: "El hombre es el único animal que necesita escribir su historia para poder recordarla. Cuando nace no sabe absolutamente nada. Moriría si no aprendiera a vivi. La raza humana es la única en la naturaleza que no transmite ninguna información innata que vaya más allá de lo puramente genético. Carece de auténticos instintos. No durará mucho.
Porque ¿quién escribe la historia? Nunca los vencidos, los despojados, los sometidos. Por eso, por ejemplo, las guerras -cuando acaban, y pasa el tiempo- dejan en memoria colectiva un poso en el que se adivina el inconfundible y dulce sabor de la victoria: esfuerzo con recompensa, sufrimiento con premio, dolor que termina, que se olvida.
¡Qué distinta hubiera sido la historia de la humanidad si sólo hubiera escuchado a los perdedores!
Tampoco escribimos la historia los ignorados, los que no existimos, los que no tenemos voz, los que, en definitiva, no contamos.
[...] Sé que a nadie interesa mi punto de vista, pero soy yo quién debería contar lo que ocurrió. Yo soy a que estaba más cerca cuando todo comenzó; estaba justo en medio, pero dicen que tengo poca perspectiva, que yo no cuento, que sólo soy una lombriz. Y eso no lo discuto. Soy una lombriz. Sí, una lombriz de tierra. ¡A mucha honra! Mi especie lleva millones de años escarbando el mundo y pasándose información; por eso sé de qué estoy hablando. Sé que el mundo se partió y sé que ahora ya no hay un mundo, sino dos, y sé que mi cuerpo se repartió entre ellos."


No hay comentarios: