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Paz y Ciencia

jueves, 8 de abril de 2010

"Conjurar la tristeza con píldoras"

En El Pais, el martes 6 de abril en la página 28 de Vida&Artes Inmaculada de la Fuente escribe un interesante artículo acerca de la depresión, la tristeza y la medicación. El título es el que arriba adelanto.
En el artículo se convoca a varios expertos como Laura Rojas Marcos, autora de "El sentimiento de culpa", ella dice: "Vivimos un ambiente de malestar casi global, al menos en Occidente. Hay gente que vive bajo una presión importante, acentuada en parte por la crisis"
También: "Lo positivo es que en el plano individual somos cada vez más conscientes de ese malestar, sabemos que esos problemas tienen nombre, que pueden ser serios...El riesgo es ahorrarse la mínima perturbación a cambio de un lexatín...

En el artículo, reforzado por la opinión de varios psiquiatras como Eudoxia Gay, ex coordinadora de Salud Mental de la provincia de Córdoba y miembro del Patronato de la Fundación Castilla del Pino, sostiene que crece también la sensación de que el sufrimiento o la excesiva dificultad resultan ya intolerables. "Falta mucho aguante. En vez de afirmar: "me siento hecho polvo porque me han traicionado o mentido, o porque he fracasado, o me han prejubilado", la tendencia es que se recurra a la enfermedad para borrar con un analgésico nuestros resentimientos, nuestros odios, inseguridades. Argumenta: "En parte, los responsables somos los sanitarios, al medicar ese malestar".

"No me importa hacer autocrítica: no siempre los recetamos para los verdaderos enfermos, sino para pacientes con otro tipo de sufrimiento. Y lo hacemos así porque funcionan", reconoce el psiquiatra del hospital Clinic de Barcelona Víctor Navarro. "No sabemos por qué les ayuda, porque es algo que no está avalado por estudios ni por la literatura médica, pero de hecho atenúa su situación".

También se dice en el artículo que la psicoterapia es la medida indicada pero que muchas persona no quieren gastarse el dinero en un psicólogo privado o no quieren hablar de sus problemas, prefieren un fármaco que guillotine su malestar, aun con el riesgo que con la retirada reaparezca la tristeza.
También se habla de la diferencia entre tristeza y depresión, la depresión es un síndrome mucho más grave, se dice que sólo el 20% de quienes toman estas medicaciones tienen una verdadera depresión. Esto no significa que la tristeza pueda ser lacerante o que un día de insomnio pueda resultar muy oscuro.
En el artículo, bastante completo, también se habla acerca del trabajo del psicoterapeuta, que trata de desbrozar las angustias y el modo de vivir y construir el mundo del paciente.
Conozco a médicos que consideran que este tratamiento psicoterápico es sólo para personas que tienen un buen nivel de inteligencia, en cuestión de sentimientos, emociones, deseos, anhelos y fantasías todos los consultantes son buenos doctores especializados, de hecho ellos son los portadores del saber de su problema, el terapeuta les ayuda a salir de ese modus vivendi.
Un artículo interesante que quería compartir con ustedes.

1 comentario:

Arion dijo...

Lo que más llama la atención en ese artículo es el esfuerzo que dedican los psiquiatras a convencernos de que la depresión es cosa muy distinta de la tristeza, el abatimiento, la impotencia... esas cosas. Claro, no pueden ellos admitir que la crisis, (el entorno social, económico, afectivo) "cause" depresión. Así, se ven obligados a admitir que, cada vez más a menudo, prescriben antidepresivos y ansiolíticos a gente que "sólo tiene problemas", que no está de verdad enferma. Y es que lo que pone en solfa una situación como la que vivimos es la validez del paradigma bio-cientifista que se nos vende y el papel "político" que el "expendedor de drogas legales" desempeña en él.
(Por cierto, resulta muy revelador a este respecto, y algo triste, también, encontrar a renombrad@s terapeutas tratando de captar pacientes entre los comentaristas del artículo reseñado)

Un saludo.