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Paz y Ciencia

sábado, 26 de septiembre de 2009

Psicoterapia Elástica

Ayer nos reuníamos un grupo de terapeutas con gusto por la obra de Winnicott, se publicará un libro a modo de Vocabulario de sus conceptos y relaciones.
Allí podían haberse dirimido aspectos especulares, los snippets, Lacan, la música barroca y romántica, Winnicot.
A mi me gustaría hablar desde el refugio de internet de algo, pero no sé muy bien de qué.
Celebrar el libro del Dr. Lacruz, delicioso escritor y persona. Sesudo trabajo enciclopédico que nos dará continuación como grupo intelectual en pro de la defensa del psicoanálisis ajustado al paciente, no a la técnica. Como bien diría Winnie.
El otro día me decía Elisa Peinado que la Gestalt está más de moda, por las revistas y porque es, tal vez, menos intelectual en su carga teórica, más vivencias y cercana, en el sentido de que se trabaja desde las emociones prioritariamente. A corazón abierto, con técnicas, como la silla vacía o el role playing que dinamizan y hacen lúdico el espacio terapéutico.
Creo que el futuro de nuestra psicoterapia, si queremos trabajar en estos momentos difíciles de crisis económica, cuando nuestros pacientes entran en paro o se les acaban las ayudas, o en la mayor parte de los casos las resistencias dificultan el trabajo, es hacer una Psicoterapia Viva.
Dejar las encorsetadas teorizaciones de los grandes porque son "artificios para defenderse del paciente", según el psiquiatra que escribió Monte Miseria.
Escuelas que dirigen la técnica en sesión como en los 60 cuando nuestros pacientes pueden aburrirse de los "por qué(s)" y de las intepretaciones en ese ambiente de neutralidad, asepsia y abstinencia.
La psicoterapia no es cirugía, pese a lo que podía decir Freud. El psicoanálisis también puede ser lúdico, vivo y creativo, tratándolo de hacerlo divertido y acompañar en el dolor con sentencias menos vehementes e "inteligentes". El futuro de nuestros despachos está en "la elasticidad en la técnica" de Ferenczi.
No hace falta irse a a Gestalt para conocer modelos más vivos de psicoanálisis.
Es bueno recordar que la técnica clásica responde en gran medida a las necesidades del terapeuta según escribe Freud, quien no podía aguantar 8 horas (o más) como un espejo, sin hacer ningún gesto, de allí el recurso del diván, exquisito en algunos casos.
La psicoterapia viva requiere de un terapeuta "vivo", con la experiencia de un análisis que haya transformado su fuero interno y reconocido sus puntos ciegos. Alguien decía que también debe eliminar su sentimiento de culpa y otros dirían el furor curandis, como Freud y después Balint. El psicoanálisis debe transformarse día a día, paciente a paciente en función de esa relación exclusiva que se da entre los dos miembros de la psicoterapia. Porque "el psicoanálisis es cosa de dos", según reza el texto de Grinberg.
Se trata de brindarle a través del desarrollo de la confianza de una posición donde está como un buque acorazado a la posición de Playing, para poder trabajar "con el corazón en la mano" las emociones que fluyen y bullen atravesando el pensamiento y dificultándolo.
Somos seres emocionales e irracionales, de allí el descubrimiento genial del inconsciente. La realidad consiste en construir un espacio sin ambages, sin prejuicios, sin artificios donde se pueda llegar a ser natural y de ese modo conectar sin distancias añadidas a las físicas.
Cada paciente requiere de un manejo físico, emocional y de la realidad distinto y por ello debemos amoldarnos. Aunque eso resulte transgresor en una escuela. En la Psicoterapia Viva sólo importa la persona, en el Psicoanálisis Clásico a veces parece que lo que importa es ser fiel a la técnica como modo de troquelar la experiencia clínica del terapeuta. No quisiera adherirme a escuelas y dogmas con ismos pero sí, me apasiona Winnicott y otros afines por trabajar con profundidad sobre la experiencia del sufrimiento humano y ser plásticos en su modelo clínico. Creo que el futuro está en modelar los tiempos y formas de trabajo para resultar agradable al cansado gesto de mirar hacia dentro, o para otros, mirar hacia fuera.
Rodrigo Córdoba Sanz.

1 comentario:

Amalia dijo...

Un escrito sabio, muy sabio