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Paz y Ciencia

domingo, 27 de septiembre de 2009

Intelecto o Afecto


Desarrollar una coraza defensiva puede ser la mejor de las maneras de aislar los afectos, los recuerdos, las vivencias, los engramas...
El intelecto puede buscar, revisar, indagar, crear, construir y agarrar con la cabeza todo cuanto se proponga dejando a un lado el corazón y olvidando la sentencia de Pascal: el corazón tiene razones que la cabeza desconoce. Perdidos entre esa forma compensatoria de existencia esas personas piensan, leen, escriben, participan en foros, son auténticos cerebros, con "mucha cabeza". Recuerdo aquí que un profesor de JF Nash le dijo cuando era chico que tenía tres razones de cerebro y media de corazón, es el protagonista de Una Mente Maravillosa.
La estructura defensiva es la intelectualización y la racionalización (Ernest Jones).
En realidad es un poderoso lenitivo de lo emocional, ya que queda relegado este componente a una botella donde el sujeto se siente preso al expandirse, ahogado entre sus propias razones y su mundo interno.
Una melodía que atrapa al que la vive, una forma de sobrevivir, sin vivir plenamente, por estar quebrado, por miedo, por la angustia, se trata de una forma de vida moderada por el intelecto.
Resulta que en ocasiones esas emociones desean escapar y surgen los síntomas, alcohol, sexo, drogas, conductas temerarias en el peor de los casos, o simples ataques de pánico y otras lindezas de un fuero interno desasosegado.
El intelecto no puede apresar las emociones, y vivimos en una sociedad donde se prima la razón dejando de lado la educación en emociones, en un vivir pleno y creativo, en ser uno. Esto influye en nuestros primeros aprendizajes y vivencias y se necesita un buen tramo de la vida para desaprender y volver a nacer de una forma libre y viva.
Intelecto y Emoción pero sin separar que tal vez una sea el continente donde poder resposar las preciosas flores que se alojan en el. Como un mar abierto donde reposan nenúfares.

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